Mariano de la Viña, un año después de nacer: «Voy a hacer lo imposible para volver a torear»
El banderillero de Albacete tiene paralizada la pierna izquierda, desde la rodilla hasta el pie, como consecuencia de la brutal cogida que sufrió en la Feria del Pilar de Zaragoza
El banderillero Mariano de Mingo Simón (Albacete, 1968), «Mariano de la Viña» en los carteles, celebró este martes el primer año de su nueva vida después de que el 13 de octubre de 2019 volviera a nacer en la última corrida de la Feria del Pilar de Zaragoza. «Sigiloso», el cuarto toro de Montalvo, de 544 kilos, le arrolló casi de salida, sufriendo dos cornadas gravísimas : una de 27 centímetros en el triángulo de Scarpa derecho, que arrancó la arteria femoral y rompió la iliaca interna, y otra en la zona lumbar, de 22 centímetros, entre el recto y la vejiga, que arrancó la arteria iliaca de ese lado.
«Ha entrado muerto», lamentaba Enrique Ponce, anegado en lágrimas a las puertas de la enfermería. Durante prácticamente 30 años De la Viña acompañó a Ponce como fiel escudero por los ruedos de todo el orbe taurino. En efecto, el banderillero estaba «en situación cataclísmica», un eufemismo para decir que se encontraba en el mismo precipicio de la muerte. Sin embargo, las manos expertas del doctor Carlos Val-Carreres y su equipo lograron salvarle la vida.
«A un año vista lo mejor de todo es que sigo aquí, haciendo una vida más o menos normal, aunque con bastantes limitaciones. No me acuerdo de nada de lo que pasó, porque enseguida entré en shock, pero los médicos me dicen que ese día me pude quedar en la camilla de la enfermería», afirma De la Viña en una entrevista en EFE. «Desde el primer momento, tanto en los 40 días que estuve hospitalizado como hasta ahora, no he sentido nunca dolor, y el riego sanguíneo, aunque tengo que tomar anticoagulantes, funciona a la perfección», añade.
De la Viña aún sufre las secuelas de aquella tarde en Zaragoza que pudo pasar a la historia negra del toreo. La más importante es la contusión del nervio ciático, que le impide mover la pierna izquierda desde la rodilla hasta el pie . «Me tienen que volver a operar para limpiar la fibrosis que lo rodea, además de una hernia inguinal que se produjo al tener que moverme toda la pared muscular para pinzarme las arterias», revela. Además, la semana pasada fue sometido a una operación en la clavícula izquierda, que también se fracturó como consecuencia de la cogida y que se fue retrasando debido a los problemas hospitalarios por el coronavirus.
Según aseguran los médicos, la movilidad en la pierna izquierda llegará «en dos o tres años». Mientras tanto, De la Viña se somete a duras sesiones de rehabilitación, armado «de paciencia». «De momento, uso un aparato para andar todo lo que puedo y también monto en bicicleta. Me estoy acostumbrando a desenvolverme de esta manera y hago una vida más o menos normal, pero no voy a rendirme ni a perder la constancia», dice ilusionado.
Su «única obsesión» es volver a vestirse de toreros. «Soy consciente de que hasta que no pueda mover el pie izquierdo me va a ser imposible. Solo que yo no renuncio. El tiempo dirá si puedo lograrlo o no, y tendré que aceptar lo que venga, pero me dolería mucho tener que irme así de una profesión que ha sido mi vida y que me he tomado siempre muy en serio. Voy a hacer todo lo posible, y lo imposible, para volver a torear», concluye.
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