Las librerías lanzan un SOS al bajar las ventas ya en marzo en un 50%

Mariano Cebrián

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22/04/2020
Actualizado a las 20:01h.

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«Un libro no acabará con la guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero puede alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas». Esta frase del escritor estadounidense Paul Auster bien puede servir ahora de eslogan publicitario para muchos libreros, ya no sólo para vender su mercancía cultural, sino para poder subsistir ante el panorama que se les presenta por culpa del maldito coronavirus.

Esto es lo que se extrae de las palabras de José Herreros , propietario de la librería Herso en Albacete y presidente del Gremio de Libreros de Castilla-La Mancha, que asegura a ABC que se enfrentan a una situación «muy preocupante». De este modo, aunque hoy es el Día Internacional del Libro , este año hay pocas cosas que celebrar, ya que en los últimos años han cerrado el 70% de estos negocios y actualmente sólo hay abiertas unas 50 librerías en la región, que ya han comenzado a notar el zarpazo del Covid-19 , al bajar las ventas en un 50% en marzo.

Es por ello que el representante de los libreros pide a las administraciones que echen una mano «porque si seguimos así, no me quiero ni imaginar lo que va a ser esto». Él ya se ha encargado de hacérselo saber, mediante una carta, tanto al Ayuntamiento como a la Diputación de Albacete, así como al Gobierno de Castilla-La Mancha para que, al menos, apoyen el consumo en los comercios locales, que se prevé que se hunda.

«De estas situaciones siempre salen ganando los más grandes», afirma Herreros, que apunta en este sentido a Amazon, Alibaba o eBay, multinacionales del comercio online contra las que el sector del libro no puede competir ahora mismo y cuyas acciones no paran de subir en bolsa. «Soy un masoca, no sé para que miro los datos de estas empresas», reconoce este librero albaceteño, heredero del local que fundó su padre hace ya más de tres cuartos de siglo.

Él se hizo cargo del negocio con tan sólo 17 años, es decir, toda una vida entre libros, ya que la trastienda de la librería fue su lugar de juegos y de estudios. Según cuenta, fue librero por necesidad, pero se convirtió en su vocación y disfruta mucho entre las novedades y los clientes que preguntan y hablan de libros. «Pese a los años de experiencia, puedo asegurar que no sé nada. Cada día hay problemas nuevos y hay que buscar soluciones, siendo conscientes del importante papel de entretenimiento y educación que tenemos», manifiesta.

Pues bien, ha llegado el momento de sortear otro duro escollo en el camino, más aún que el de la crisis económica anterior. Por eso, desde las librerías están capeando el temporal, debido al cierre de los negocios, recibiendo pedidos por teléfono, correo electrónico y redes sociales para seguir con las ventas online . Herreros concluye intentando dar ánimos: «Nadie dijo que fuera fácil, pero lucharemos por la cultura y por los libros».