Juliá: «Hemos conseguido crear una de las ferias más importantes en torno al vino»

El director de la Feria Nacional del Vino (Fenavin), que arranca el 7 de mayo, habla de la proyección que ha experimentado esta evento a nivel internacional, siendo un referente para el sector

Manuel Juliá insiste en que Fenavin es un certamen que genera negocio y riqueza para el sector ABC
Francisca Ramírez

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Manuel Juliá Dorado (Puertollano, 1954), ha sido el espíritu de la Feria Nacional del Vino (Fenavin) desde la primera edición. Sin él y su equipo, sería impensable el gran éxito obtenido por esta feria. Gracias a su gran capacidad de organización y trabajo ha conseguido que cada edición se haya superado en cuanto a contactos comerciales, participantes y compradores internacionales. En esta entrevista, el director de Fenavin nos habla sobre la edición de 2019, a punto de comenzar y que celebrará entre el 7 y el 9 de mayo en Ciudad Real. Juliá, que ha conseguido consolidar y convertir en referente este certamen, anuncia que abandona este año el cargo de director. Quiere dedicarse a leer y escribir. En definitiva, a la literatura y el periodismo.

¿Qué destacaría de la edición de Fenavin 2019?

No somos una feria que tenga una novedad impactante cada año. Lo que sí hemos mantenido es una evolución muy positiva en cada una de las ediciones. En esta décima edición seguimos creciendo tanto en expositores, espacio y contactos comerciales. Estamos hablando de una feria que contará con diez pabellones (dos más que en 2018), 33.430 metros cuadrados (alrededor de 3.000 metros cuadrados más que el año pasado) y con alrededor de 2.000 expositores (entre bodegas y cooperativas) que vienen de todas las regiones de España, con casi el 50% de vinos de Castilla-La Mancha. Hay que recordar que en 2001 comenzamos con 600 o 700 bodegas, y en torno a 8.000 metros cuadrados de exposición.

¿Qué novedades incorpora Fenavin?

No hay novedades. No se trata de descubrir algo nuevo cada año. Esta feria es muy profesional. Tiene unas bases sólidas y muy establecidas. La novedad es que va creciendo. Van a venir más de 18.100 compradores, de los cuales 4.200 son internacionales, llegados de más de 100 países. A Ciudad Real llegarán representantes de países como Costa de Marfil, Senegal, Camerún, Togo, Etopía, Yibuti, Eritrea, Túnez, además de los grandes: Japón, Estados Unidos, Alemania, Suecia y Francia. Insisto en que Fenavin es una feria muy profesional que genera negocio.

Ciudad Real está ligada a la celebración de esta feria, ¿Cree que debería cambiar de ciudad?

Nunca. Fenavin nació en Ciudad Real y ha sido una idea de una corporación municipal y de unos profesionales técnicos, entre los que me encuentro. Nació ligada a Ciudad Real. No hay ninguna razón que aconseje que salga de esta ciudad. Además, me sorprende la pregunta y que alguien esté pensando en que se pueda celebrarse en otro lugar. Hemos conseguido crear una de las ferias más importantes del mundo en torno al mercado del vino. Y en ella ha trabajado la propia sociedad ciudadrealeña, los bodegueros de la provincia, los profesionales y los periodistas. Todo el mundo ha apostado por esta realidad. Fenavin es ahora la única feria vitivinícola que hay en España, que ha conseguido atraer la atención de todo el mundo.

Cuenta Ciudad Real con las infraestructuras necesarias para recibir tantos visitantes?

Son suficientes. Ciudad Real está a cincuenta minutos en tren desde Madrid. Es un valor añadido la cercanía con la capital de España. Ten en cuenta que conozco muchas ferias. Fui un día a la feria Prowein, que se celebra en Dusseldorf (Alemania) y me tocó dormir en un barco a 70 kilómetros del recinto ferial. Durante los días de feria hay autobuses circulares que comunican el ferial con el centro o con cualquier otro punto de la capital ciudadrealeña.

¿Cómo repercute esta feria en la provincia de Ciudad Real y en Castilla-La Mancha?

Fenavin repercute no solo en la provincia de Ciudad Real y Castilla-La Mancha, sino en toda España. No olvidemos que estamos hablando de una feria a la que acuden casi todas las comunidades autónomas y la repercusión ha sido fundamental. Hemos promocionado la exportación, ya que son miles los compradores internacionales que vienen de países en los que difícilmente el sector del vino llegaría. Esta situación ha provocado, además, que se hiciera una mejora muy importante en la calidad de la producción, realizando una mejora tecnológica y formativa. Aunque no debemos olvidar que sigue habiendo un déficit histórico en nuestra región, que es la comercialización. En este sentido, la feria ha ayudado a vender el vino de esta comunidad autónoma y de las demás regiones de España. Y los bodegueros que acuden a la feria saben que van a tener a los compradores en casa. Eso hace que tengan que competir con los mejores. En este sentido, el papel que ha jugado Fenavin ha sido fundamental para consolidar este sector.

Atraer compradores

¿Cree que ha cambiado la imagen que se tenía del vino de Castilla-La Mancha y, en general, del español?

Sí. Fenavin ha favorecido a mejorar la imagen de los vinos españoles y de Castilla-La Mancha. La feria se ha convertido en el escaparate de los vinos nacionales. Hemos mejorado las cifras de exportación y los datos así lo confirman. Por ejemplo, Ciudad Real exportaba alrededor de 80 millones y ahora vende vinos por valor de 450 millones de euros. Eso es innegable. Ha habido un crecimiento en las ventas al exterior que, sin la celebración de Fenavin, no hubiese sido posible. Desde sus comienzos hemos conseguido atraer a compradores de todo el mundo que vienen a esta ciudad a comprar vino.

La exportación ha tenido una evolución positiva durante estos años. ¿Sigue siendo el consumo interno uno de los déficit?

El consumo interno es una realidad negativa desde dos perspectivas. Una, en la propia venta de vino porque se vende menos de lo que ocurría hace años. Y, en segundo lugar, por el bajo consumo entre los españoles. No nos creemos lo que tenemos. Somos un país vitivinícola y estamos entre los tres grandes productores mundiales. Ahora, debemos hacer lo mismo que los alemanes, que defienden su cerveza, y los escoceses con el whisky. Debemo proteger el vino porque es un sector que genera más de 2.500 millones de euros de negocio. Tenemos que vender la producción y, por eso, hay que llegar a todos los mercados con una potente imagen, mejores canales de comercialización y una buena relación calidad-precio. Sin dejar de lado que hay que fomentar una relación cultural con el vino.

Al margen del negocio, Fenavin también cuenta con un amplio programa de actividades

Esta gran feria del vino español continúa el camino emprendido desde su primera edición. De este modo, hemos preparado una programación que incluye más de 100 propuestas, entre las que destacan jornadas y conferencias formativas como, por ejemplo, cómo exportar mejor a distintos países, abordar las últimas tendencias en marketing o las nuevas tecnologías para optimizar la venta de vino.

Un evento de exposición

No fue usted muy partidario de las cumbres del vino, ¿cree que se pueden volver a organizar?

No me parece que hacer una comparación entre Fenavin y la cumbre del vino sea conveniente por una razón muy clara. Fenavin es un evento muy claro de negocio con la participación de 2.000 bodegas y compradores de más de 100 países. La sensación que me dio es que la cumbre del vino era un evento de imagen y de exposición. Son dos cosas que no se pueden comparar. Apuesto y creo que es conveniente luchar por cosas que tengan fondo y no solamente forma. Que tengan sentido económico y comercial, y que ayuden a mejorar el Producto Interior Bruto (PIB) porque algo que solo tiene una imagen, no beneficia a los ciudadanos. Creo que fue un dispendio y se tiró el dinero.

¿Ha asegurado en alguna entrevista que éste va a ser su último año al frente de Fenavin?

Exacto. Soy escritor, poeta y periodista. Llevo 20 años y creo que cuando las personas llevamos muchos años en un sitio, debemos hacernos a un lado para que otros sigan adelante con más juventud y fuerza. La feria está ahora en una posición inigualable ante el mundo. Creo que ya es hora de dedicarme a leer, a escribir y a lo que es también mi profesión fundamental: que no es otra cosa que la literatura y el periodismo.

¿Finalmente, ¿cómo ve el futuro del vino en Castilla-La Mancha?

Lo veo muy bien. Está teniendo una evolución muy positiva. Habría que preguntarnos: ¿De dónde venimos, qué somos y hacia dónde vamos? Si miramos de dónde venimos, veremos que venimos de una producción deficiente, de una imagen histórica negativa y de una comercialización, básicamente de nevera. Esa era la realidad que teníamos. Ahora, nos hemos transformado en un sector potente, aunque siguen existiendo esos déficit del pasado, que tenemos que resolver. Debemos superar esas carencias que hacían que el vino no fuera el producto básico de nuestra economía y que ha demostrado ser uno de los pilares fundamentales de crecimiento regional y nacional.

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