ENTREVISTA

Isidro Díaz de Mera: «Es digno arbitrar cualquier partido de Primera, no solo a los grandes»

El joven árbitro daimieleño acaba de ascender a la máxima categoría del fútbol español y se convierte así en el segundo en lograrlo de Daimiel y el sexto de Castilla-La Mancha

Isidro Díaz de Mera (Daimiel, 1989), árbitro recién ascendido a Primera
Mariano Cebrián

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En la localidad ciudadrealeña de Daimiel (de unos 18.000 habitantes) hay dos temas principales de conversación en estos tiempos: el dichoso coronavirus y el fútbol. Pero sobre el deporte del balón no sólo se habla de Messi y su marcha del FC Barcelona, sino también de un árbitro. Sí, porque un joven del pueblo, Isidro Díaz de Mera Escuderos , de 31 años, se ha hecho un hueco entre los mejores colegiados al ascender a Primera División , convirtiéndose así en el segundo daimieleño en conseguir llegar a la máxima categoría y el sexto de Castilla-La Mancha.

—Entre tantas malas noticias por todos lados, usted acaba de recibir una muy buena, por lo menos en cuanto a su profesión se refiere, que es que esta próxima temporada arbitrará en Primera División. ¿Cómo se lo ha tomado?

—Ha sido la mayor de las alegrías después de haber estado dos años muy cerca del ascenso, quedando en reserva para llegar a Primera. Y cuando uno recibe finalmente la noticia, al principio no te lo terminas de creer y luego, cuando lo asimilas, te sientes orgulloso porque es lograr lo que ansiabas con todas tus fuerzas y para lo que te habías preparado durante mucho tiempo.

—¿Y la familia, los amigos y sus paisanos de Daimiel?

—Pues imagínate. Estando con mis padres y mi pareja, cuando nos enteramos, derramamos lágrimas de alegría y de emoción. Y en el pueblo, casi todo el mundo con el que me cruzo me saluda, me toca el pito del coche cuando me ven, me felicitan y me desean mucha suerte.

—¿Qué tiene su pueblo para haberse convertido en una cantera de árbitros?

—No sólo tiene buena cantera por lo que se refiere a la calidad, sino también en cantidad. Yo creo que, al tener grandes representantes en categorías superiores, cada vez hay un mayor número de adolescentes que se han sentido atraídos por el mundo del arbitraje, lo que hace que muchos de ellos puedan acabar convirtiéndose en buenos árbitros.

—En su caso, ¿qué es lo que llevó a un veinteañero amante del fútbol a decantarse por el arbitraje y no por dar patadas a un balón?

—Un amigo de mis padres, que fue colegiado y formó parte de la directiva del Comité Técnico de Árbitros, fue el que me animó. En esos años de adolescente, cuando estaba dando patadas al balón, me puse a hacer el curso de árbitros y no se ha dado mal, porque he llegado a lo más alto del fútbol español.

—Entre las virtudes que le otorgan las buenas lenguas están la autoridad, la responsabilidad, la neutralidad, el orden y una gran personalidad. ¿No sé si son demasiado benévolos con usted o no?

—No sé quién habrá dicho eso, pero es muy grato recibir siempre halagos. He de decir que en mi vida personal no soy así ni por asomo, pero cuando uno salta a un terreno de juego necesita de un cierto grado de seriedad y de rigor para poder desempeñar nuestras funciones de manera correcta.

—Siempre uno quiere mejorar cosas de su trabajo. En su caso, ¿cuáles serían?

—Siempre hay algo que mejorar, sí. Pero, sin duda, el punto más fuerte que necesita un árbitro en cualquier partido es el de hacerse respetar y que, cuando tomes una decisión, sea creíble entre los jugadores.

—¿Tiene fama de ser un árbitro tarjetero?

—La verdad que sí que tengo fama de ser un árbitro tarjetero (desde el 2014 al 2020, entre 2ª B, 2ª, promociones de ascenso y Copa del Rey, acumula 717 tarjetas amarillas y 17 rojas).

—¿Y está ya familiarizado del todo con el VAR?

—Los árbitros llevamos ya dos años trabajando con ello. Tuvimos uno primero de formación, de prácticas y partidos amistosos, y esta última temporada hemos ido poco a poco cogiendo experiencia y soltándonos para saber utilizarlo, ya que es una herramienta potentísima y con grandes facultades para ayudar al fútbol.

El colegiado Díaz de Mera, durante un encuentro de la Segunda División

—Aun así, ¿habrá cosas que mejorar de esta herramienta?

—Sí es cierto que, aunque con el VAR se pueden corregir ciertas cuestiones, siempre hay un pequeño porcentaje de error. Ahí es donde debe imponerse el criterio de los árbitros y donde debemos mejorar para que haya uniformidad en las decisiones que se adopten.

—Supongo que, como a todos los colegiados que llegan a Primera, le gustaría arbitrar un clásico entre el Real Madrid y el FC Barcelona o un partido de esta trascendencia. ¿No es así?

—Todos tememos la ilusión de dirigir los mejores partidos, pero también es digno arbitrar cualquier encuentro de los equipos de Primera, no sólo a los grandes. Incluso los recién ascendidos juegan un buen fútbol y cuentan con grandes estadios, y siempre es un placer poder estar en ellos.

—Y una pregunta muy recurrente para cualquier árbitro que llega hasta aquí: ¿Es aficionado o simpatizante de algún equipo?

—Una vez que llegas al arbitraje, te puede gustar cómo juega un equipo, pero sin ser seguidor de ninguno. Además, soy de una provincia en la que no hay grandes equipos. En general, soy aficionado del buen fútbol y me gusta ver y disfrutar de buenos partidos.

—Al que parece que no se encontrará en los campos de fútbol españoles es a Messi, que tiene toda la pinta que se irá del Barça. ¿Le gustaría coincidir con uno de les mejores, sino el mejor futbolista de la historia?

—Como decía antes, como aficionado al fútbol me gusta ver siempre buenos partidos y a los mejores futbolistas. Y si es verdad que se va de la Liga española es una pena no poder disfrutar de uno de los jugadores más grandes de los últimos años.

—Y puestos a soñar, ¿cuál es el partido que más desearía dirigir?

—Cualquier futbolista, cuando es niño, tiene el sueño de ganar la Copa del Mundo. Pues bien, en el caso de un árbitro sería poder dirigir la final de un Mundial, pero es algo que ahora mismo veo muy lejos y para lo cual se necesita mucho trabajo, mucha experiencia y mucha perseverancia.

—Y, como se suele decir, ¿después del fútbol que hay? ¿Qué hará tras dejar el arbitraje?

—Mi intención es aguantar el mayor tiempo posible como árbitro y, de momento, no me he planteado qué haré después. Pero, en cualquier caso, me gustaría seguir ligado al mundo del arbitraje y con la formación de jóvenes colegiados.

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