Un informe alerta de los «drásticos» efectos del cambio climático en Castilla-La Mancha
El geógrafo y climatólogo toledano Jonathan Gómez ha coordinado un estudio en el que han participado más de 70 investigadores
Un mayor número de días cálidos, con temperaturas superiores a 40 grados centígrados, menos lluvias, más sequías y más incendios forestales son algunos de las «drásticos cambios» a los que se enfrentarán los castellano-manchegos, cada vez con más frecuencia, en los próximos años. Estas son algunas de las conclusiones del «Estudio sobre los efectos constatados y percepción del cambio climático en el medio rural de Castilla-La Mancha» , impulsado por el Gobierno regional, a través de la Viceconsejería de Medio Ambiente y la Oficina del Cambio Climático, que se presentó el pasado miércoles.
Uno de los autores de este informe es Jonathan Gómez Cantero (Toledo, 1990). Este geógrafo y climatólogo, que ha coordinado un trabajo con más de 600 páginas, explica a ABC que «es el primero elaborado por una comunidad autónoma». En él han participado en los últimos dos años más de 70 investigadores, decenas de centros de investigación y numerosas instituciones, como la Agencia Estatal de Meterología (Aemet).
A lo largo de este estudio se extrae que uno de los principales efectos que el cambio climático puede llevar a Castilla-La Mancha es el aumento de las temperaturas en términos generales, pero, especialmente, en los meses de verano (junio, julio y agosto) . Una estación que, a juicio de Gómez Cantero, «cada vez es más larga y además más cálida».
Jonathan Gómez Cantero destaca que los días cálidos aumentan año tras año, «hasta el punto de que tenemos 21 días más de verano que en 1980». También resalta que en Castilla-La Mancha lo sufre especialmente la provincia de Cuenca, con una subida media de dos grados centígrados en el estío.
«En Castilla-La Mancha, al estar alejada de cualquier punto oceánico, en un clima mediterráneo continentalizado, el cambio climático incide con mayor fuerza y la temperatura, por ejemplo, ya supera la media del planeta. De hecho, el grado y medio de aumento medio que se puso como umbral en la Cumbre de París ya se ha alcanzado en la región, y en Cuenca y Guadalajara se superan los dos grados de aumento», advierte.
«Una de las consecuencias que puede acarrear también esta situación es el final del trasvase Tajo-Segura , algo que se puede producir en cualquier momento», subraya el joven geógrafo toledano. «Debido a la dura sequía que se produjo en 2017 en Castilla-La Mancha y en buena parte de España, durante un año no se pudo realizar ningún trasvase al no haber suficiente agua en los embalses de cabecera del Tajo (Entrepeñas y Buendía). Por suerte, la primavera pasada fue muy lluviosa y se volvieron a llenar los embalses de cabecera para abrir de nuevo sus compuertas con agua hacia el Levante».
«Esta es una realidad que, desde ya, tenemos que asumir y que se puede dar en cualquier momento. Se cambie o no se cambie la normativa —en este caso, el Memorándum del Trasvase Tajo-Segura—, de donde no hay agua, no se puede trasvasar; algo que se verá en los próximos años porque la naturaleza pone a cada uno en su sitio», afirma Gómez Cantero.
Agricultura y ganadería
Otra de las consecuencias que el cambio climático puede producir en Castilla-La Mancha son grandes cambios en la agricultura y la ganadería. «No sólo en la agricultura en términos generales, sino los efectos que puede conllevar a cada uno de los principales cultivos de la región, como son el viñedo, el ajo, el almendro o el pistacho» , según señala el coordinador del estudio. Explica que están variando, por ejemplo, la fecha de recogida de la cosecha, de la floración y los ritmos de las recolecciones, que cada vez son más vulnerables a las sequías o a las fuertes tormentas.
El viñedo, a su juicio, será uno de los más dañados debido a la extensión que este cultivo ocupa en Castilla-La Mancha, que cuenta con la mayor producción de uva del mundo. Por eso, cree que «es muy importante que, cuanto antes, todos los sectores comiencen a adaptarse a esta realidad».
Dentro de la comunidad autónoma no habrá una provincia que se verá más afectada que otra, pero los bosques y las masas arbóreas serán los principales perjudicados por el cambio climático. «La vegetación está cada vez más seca en verano y, por tanto, es más vulnerable a los incendios, cuyas llamas podrán avanzar más rápido debido a la mayor sequedad de estos entornos y con más combustible disponible», indica Gómez Cantero.
Otros de los perjudicados por esta situación serán los espacios naturales con agua, que cambiarán considerablemente. «Si llueve menos y cada vez hace más calor, se evapora más agua. Ello conllevará un cambio en los ecosistemas» , subraya.
Además, las altas temperaturas y los días cálidos, superiores a 40 grados centígrados, serán cada vez más frecuentes. Ello afectará a más gente, haciendo la vida más difícil, sobre todo a los grupos de población de riesgo, como personas de la tercera edad, los niños y los enfermos.
Eso, indirectamente. Por lo que se refiere al día a día del ciudadano, traerá consigo un gasto elevado de energía y de la factura de la luz debido a un mayor consumo del aire acondicionado en los meses de verano o de la calefacción en invierno. Además, puede que se produzca un aumento en el precio de determinados productos agrícolas y ganaderos afectados por el cambio climático. El joven geógrafo pone un ejemplo: «No sería de extrañar que una barra de pan sea más cara dentro de unos años porque será más costoso elaborarla. Y, por supuesto, las sequías serán cada vez más numerosas y severas».
Jonathan Gómez Cantero aclara que el estudio «no intenta resolver la mitigación al cambio climático, sino que avisa sobre los efectos constatados» —como bosques más vulnerables—, con el lógico aumento del riesgo de incendios forestales, nuevos vectores de enfermedades y su impacto en la salud , incluidas más alergias, o menos recursos hídricos.
Energías renovables
Aunque a los autores del informe no les corresponde adoptar decisiones, su coordinador cree que algunas de las soluciones para paliar el cambio climático pasan por medidas conjuntas. «Lo que se necesita es que todas las comunidades autónomas, todos los países de la Unión Europea y todos los del planeta se pongan de acuerdo para dejar de emitir gases contaminantes», señala.
Gómez Cantero cree que «las energías renovables deberán ser obligatorias en el futuro porque, cuanto más tiempo sigamos con los combustibles fósiles, más rápido sufriremos los efectos del cambio climático». De hecho, por ejemplo, criticó el llamado «impuesto al sol» que, en su opinión, «es contrario a todo lo que se debe hacer para fomentar el desarrollo de este tipo de energías».
El profesor de la Facultad de Ciencias Ambientales de Toledo, físico de la Tierra y miembro del Comité Clivar España, Enrique Sánchez Sánchez, ha participado también en este informe y es más tajante aún: «El centro de la Península ibérica es una de las zonas más vulnerables en Europa al cambio climático. Estamos en situación de estrés hídrico y térmico y vamos a ir a peor» .
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