HISTORIAS DE LA COVID-19
Historias de abogados: «El futuro es muy negro»
Seis letrados cuentan cómo es su vida durante el estado de alarma y cómo ven su porvenir
Seis historias de abogados a los que la feria, en el prolongado estado de alarma, les ha ido según el despacho. Hay letrados que no paran de trabajar, con lo que están soportando muy bien el golpe económico del coronavirus. Pero otros han tenido que negociar el alquiler de sus instalaciones con su casero; o están echando mano de la hucha para llegar a fin de mes ante la falta de ingresos.
Juan Carlos Moraleda: «No damos abasto»
«Estoy agotado por el trabajo, de lunes a sábado, incluso algún domingo. No damos abasto», asegura Juan Carlos Moraleda (55 años), director del bufete de Abogados Moraleda, en el que trabaja con cinco letrados. «A la sobrecarga de trabajo se suma las dificultades que nos pone la Justicia», se queja este letrado toledano con 29 años de experiencia, que también lamenta «la premura, la nocturnidad y la alevosía de las publicaciones en el BOE». «¿Un titular? Caótico », afirma.
«Hemos ayudado a empresarios, a trabajadores de ERTE desesperados por no cobrar. Hemos hecho gestiones en el INSS o en la Tesorería de la Seguridad Social, pero no hemos encontrado a nadie. La gente se pega contra un muro burocrático, además de la cuestión digital», clama.
Dice que la habilitación del mes de agosto, del 11 al 31, «dañará al pequeño despacho, al abogado individual, a los que van a obligar a prescindir de un derecho sagrado, el derecho al descanso». «El colapso en la Justicia es un mal endémico que ningún gobierno de la democracia ha corregido en España», añade. «Ahora se quiere modificar todos los sistemas de la Justicia —recalca— para suprimir prácticamente la presencia de profesionales en el circuito jurídico».
Relata que ha tenido que auxiliar a muchas empresas «acosadas y hostigadas por la Policía Nacional para que cerrasen, cuando estaban amparadas por las excepciones del estado de alarma». «Todo depende de la discrecionalidad e interpretación de cada agente —afirma—, aunque he conseguido, con informes de 35 páginas, que la Policía no cierre empresas». Con todo, asevera que, en este periodo de confinamiento, ha colaborado también con la Policía Nacional para desmantelar dos plantaciones de marihuana.
Este letrado, que ha perdido a dos amigos por el coronavirus, subraya que «la sociedad civil está muy por encima de la clase política en todo». «La crisis de 2008 va a ser una broma, va a caer una buena de cierre de negocios», vaticina este letrado, que recuerda a menudo una misma fotografía: « El silencio absoluto en la calle cuando salgo del despacho por la noche; da miedo».
Ana María Ramírez: «He perdido trabajos e ingresos»
Todos los juicios, más de una decena, que Ana María Ramírez tenía señalados desde mediados de marzo hasta finales de mayo se los suspendieron. Es letrada del turno de oficio, «los abogados que estamos en las trincheras», pero solo ha tenido tres atenciones a detenidos en los últimos dos meses, cuando oscilaban entre 6 y 8 antes del confinamiento.
El 9 de mayo, Ana María cumplió 24 años como abogada en ejercicio. Pero no lo ha podido celebrar como ella hubiese querido, ya que desde mediados de marzo ha perdido una gran cantidad de trabajo y de ingresos: « No puedes hacer nada », afirma la letrada, que tiene su despacho en Ocaña.
Allí los juzgados ocupan el palacio de Gutiérre de Cárdenas, un amplio edificio con un precioso patio. «No hay problema para mantener las distancias de seguridad —asegura—. Las salas de vistas son enormes. Podemos estar a 7 metros de distancia unos de otros. Además, hay geles hidroalcohólicos en la entrada y ventanas de metacrilato para atender a la gente cuando los juzgados abran al público. Y la desinfección es mucha, porque huele bien a lejía».
«Pero el problema va a surgir cuando vayamos a Toledo; en los juzgados la gente se juntaba en los pasillos y las salas de vistas no son especialmente grandes. Como haya dos o tres abogados de la defensa, ¿dónde se sentarán para guardar las distancias?», se pregunta Ana María, quien destaca la atención de los fiscales de Ocaña, «que se están portando muy bien con los abogados». Y cuenta como anécdota que el fiscal decano les facilitó las claves que ellos utilizan para las videoconferencias.
Cuando se le toca el tema de trabajar este agosto, Ana María dice que «es una borriquería». «Ya no es por que te vayas o no de vacaciones. Es que necesitamos un descanso, desconectar. Aparte, métete en una sala en Toledo o en Ocaña en agosto. Además, los jueces, los fiscales y los funcionarios no quieren; y, si ellos tienen derecho a las vacaciones, pues los procuradores y los abogados, también».
¿El futuro a corto plazo? «Lo veo negro. Pleitos de oficio va a haber, pero no sé si los habrá por parte de los particulares. La gente va a quedar en una situación económica muy precaria».
Ángeles Ten: «Estoy tirando de ahorros»
Al mal tiempo, buena cara. Ángeles Ten se lo aplica a diario. Y no le falta el sentido del humor: «Estoy preparando la ropa, pero creo que voy a pasar todo el verano en pantalón corto para pasear a mis perros, Horus y Pluto». A esta abogada madrileña le suspendieron un juicio en Toledo para el 5 de mayo y tiene otro señalado en Talavera de la Reina para el 2 de julio. «Ahora estoy de vacaciones forzosas. Los juzgados no funcionan y no puedes verte tampoco con los clientes», resume esta profesional, con 27 años de experiencia.
No ha tenido guardias en el turno de oficio, con lo que sus ingresos durante el estado de alarma han sido solo 300 euros: dos guardias que le adeudaban de marzo y dos asuntos menores. «Estoy tirando de ahorros», reconoce esta letrada, madre de dos adolescentes , con las que juega al parchís todas las tardes.
Estos días ha utilizado la aplicación Zoom en una declaración testifical, aunque Ángeles no está muy por la labor: «Es comodísima, pero la veo poco garantista. ¿Cómo controlas que los testigos no estén siendo influenciados y que alguien les esté diciendo lo que tiene que declarar?», cuestiona. En su caso, el juez no se cercioró delante de ella si había alguien más en la habitación desde la que el testigo declaró. También hubo un reconocimiento fotográfico, «aunque no sé qué validez le darán las otras letradas que intervinieron. Si hubiera afectado a mi cliente, yo habría protestado», comenta.
El túnel laboral lo ve oscuro, «muy negro». «No sé cuándo van a empezar a señalar juicios. Por otro lado, han habilitado parte de agosto, mientras que el Consejo General del Poder Judicial invita a los jueces y magistrados que limiten las vistas orales... Entonces, que me lo expliquen, porque tengo compañeros a los que sí les han señalado juicios para agosto».
Natalia Irureta: «El dinero me ha llegado por los ERTE»
«La gente empezó a ver que el estado de alarma iba para más tiempo y las empresas se acogieron a los ERTE de fuerza mayor masivamente. Han sido fáciles de tramitar», explica Natalia Irureta, quien se queja de la cantidad de normativa durante el confinamiento. «Está siendo una legislación un poco caótica, con mucha normativa. Estamos trabajando de una forma distinta a cómo se hace en Alemania o en Francia, donde se han dedicado una o dos normas a derecho laboral. En España vamos con más de 30». «Es caótico», insiste la letrada, con 26 años de ejercicio.
Como abogada laboralista, afirma que habrá mucho trabajo por despidos, impugnaciones de ERTE, reclamaciones de cantidades inadecuadas que ha concedido el SEPE, o por sanciones administrativas.
Durante el estado de alarma, sus ingresos han llegado de los ERTE «básicamente». «La situación para los abogados es terrible; no podemos quedar con nuestros clientes, ni presentar demandas, aunque en Madrid tenemos abierta la vía telemática ahora, pero no hay fijados juicios, por lo que no es el momento para que la gente reclame».
Alicia Vega «Hemos vivido con el sueldo de mi marido»
La presidenta de la Asociación del Turno de Oficio de Toledo (Asato) describe como un limbo el periodo en el que han estado por el parón en la Justicia . «Ahora puede que avancemos algo. He podido presentar tres demandas y algún escrito de trámite de forma telemática», explica Alicia Vega, quien tenía fijado un juicio en un juzgado de lo Contencioso el 30 de abril: «No acudí a la vista porque habían dicho, de manera pública y notoria, que no se celebraban juicios. Pero hasta el 14 de mayo no me notificaron, de manera telemática, la providencia en la que se me comunica que el juicio del 30 de abril había sido suspendido». En el mismo escrito también le advierten «de forma sibilina que, si me empeño en que haya una vista oral, me arriesgo a que el juicio sea en agosto».
En la casa de Alicia han vivido estos dos meses con los ingresos de su marido. «Las cositas del turno de oficio que han ido pagando con retraso han servido para pagar los gastos de mi despacho, y punto», afirma la abogada, que ha llegado a un acuerdo con el propietario del local, donde tiene su despacho desde hace 14 años, para que rebaje el importe del arrendamiento.
Rafael Pérez-Moreno: «Hemos teletrabajado sin parar»
El despacho de Rafael Pérez-Moreno no ha cerrado. «Hemos tenido trabajo. La secretaria ha ido al despacho, mientras que mi compañera y yo hemos teletrabajado sin parar. Inicialmente los ERTE, un aluvión, y luego cinco o seis asuntos», como el de dos familias que quieren denunciar a un hospital y a una residencia privada.
Letrado de Alicia Minguez-Chacón, implicada en el caso Gürtel, Pérez-Moreno ha tenido que hacer un croquis diario dada la ingente cantidad de legislación durante el estado de alarma: « Todos los días desayunábamos con un real decreto . Si no haces un croquis diario, te pierdes», asegura.
Auguran una gran cantidad de trabajo para los próximos meses, por lo que echarán mano de abogados externos para que no se atasque el despacho. «Un abogado da de sí lo que da de sí, por muchas horas que quiera trabajar», sentencia Pérez-Moreno, cuya hija, Ángela, se incorporará al bufete en breve.
El abogado también es contrario a que se declare hábil agosto. «Es una memez. Lo primero, porque lo vamos a pagar en primera persona los abogados y procuradores, cuando los jueces y funcionarios van a seguir corriendo su turno de vacaciones. Lo segundo, vas a citar a alguien y estará en la playa, en la montaña o donde Dios quiera que esté, pero va a ser prácticamente imposible que recoja la notificación. Y para celebrar luego dos asuntos, que no resuelve absolutamente nada». «Solo joroba la vida a abogados y procuradores de forma exclusiva. Es absurdo», dice.
Cuando se le pregunta por el porvenir de su colectivo, este letrado también pronuncia el mismo color que sus compañeros: «Muy negro». «El abogado vive de lo que cobra por trabajar. Es un instrumento. Si la maquinaria principal, que es la Justicia, no funciona, te desincentiva llevar asuntos al juzgado. Esto debería de propiciar la mediación, pero, cuando un cliente no la quiere, te obliga a ir al juzgado, que va a estar parado. Y se prevé un parón en toda regla, no un atasco. Es bastante desconcertante el futuro», sentencia.
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