El encuentro más maternal de la bebé robada de Campo de Criptana

Después de 45 años sin conocer a su madre biológica, Ana Belén Pintado ha vuelto a nacer: se ha encontrado con ella por primera vez

Pilar y Ana Belén durante su encuentro a comienzos de septiembre en Aranjuez EFE
Francisca Ramírez

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El 8 de septiembre, pasadas las cinco de la tarde, Ana Belén se apeó de su coche frente a un restaurante en Aranjuez (Madrid), junto con su marido y sus tres hijos. Profundamente nerviosa y con el alma en vilo, entró y se sentó en una mesa a esperar a Pilar, su madre biológica, a la que no conocía y de la que no pudo disfrutar durante 45 años. Cinco minutos más tarde, entró Pilar . No hubo necesidad de palabras, se abrazaron y se besaron sin decirse nada. Ana Belén Pintado Lucas-Torres volvió a nacer ese día y supo que, a partir de ese momento, tendría una familia a la que podrá visitar, amar y disfrutar.

«Mi madre, muy emocionada, me dijo que nunca me había buscado porque le dijeron que había muerto poco después del parto. Ella y mi padre asumieron que había sido así», relata Ana Belén. «Perdóname, perdóname. Nos dijeron que habías muerto» —fueron las primeras palabras de Pilar a su hija—. «Si hubiera sabido que estabas viva, te habría buscado mucho antes y amado igual que a tus dos hermanos». Un nuevo abrazo borró por completo los reproches.

Ana Belén, que reconoce ser la mujer más feliz del mundo por haber encontrado vivos a sus padres biológicos y a sus hermanos, escuchó cómo Pilar le decía que llevaba dos días sin poder dormir, pensando en ese encuentro. Su madre viajó en tren desde Madrid, donde reside, a Aranjuez. Iba acompañada de una amiga. De momento, ni a su padre ni a sus hermanos (uno de 50 años y otro de 46) los ha visto. «El encuentro será pronto, muy pronto», afirma.

Madre e hija mantienen ahora contacto telefónico a diario. Pilar llama a Ana Belén para preguntarle por toda la familia: «¿Cómo están los niños?, ¿Tu marido? ¿Y tú, que estás haciendo?». Y Ana Belén repite lo que ya se ha convertido en casi un ritual. «Creo que ambas queremos recuperar el tiempo perdido y disfrutar y olvidar los malos momentos», señala Ana Belén. Está dándole vueltas a la idea de cocinar unas gachas manchegas, un cordero o unas migas para el encuentro familiar.

Una bebé robada

Esta historia con final feliz comenzó en el año 2010 en una notaría de Campo de Criptana (Ciudad Real), donde Ana Belén creció y ha vivido. Un día de hace ocho años acudió junto con su madre adoptiva, Petra Lucas-Torres, a arreglar las escrituras de la casa familiar tras el fallecimiento de su padre, Manuel Pintado. El notario le dijo que fuera al ayuntamiento a reclamar su partida de nacimiento «porque estaba restringida». Y gracias a este trámite en el consistorio donde Ana Belén descubrió que había tenido unos apellidos distintos a los que tiene ahora.

«Lo que me envían a casa son unas escrituras de adopción. Al abrirlas, veo que tengo apellidos distintos a los que tengo ahora, aunque mi adopción ha sido legal». Hasta entonces el silencio reinaba entre Petra y su hija. «Mi madre era consciente de que yo sabía algo, pero ella no me decía nada. Se callaba y yo, también». Ana Belén decide moderse la lengua para evitar un enfrentamiento». «Mi madre me hubiese negado todo», asegura.

Cuando Petra murió, Ana Belén encontró entre unas carpetas dos documentos contradictorios : en uno se podía leer que Petra era su madre biológica, pero en otro se aseguraba que ella era estéril. «Fue en ese momento cuando empezaron a cuadrarme muchas cosas», rememora la hija.

La niña robada de Criptana el día de su primera comunión Foto Cedida por Ana Belén

Ese mismo año, el 2010, Ana Belén recibió una llamada telefónica en la que le preguntaron si quería intervenir en un programa de televisión sobre bebés robados. «Me quedé de piedra y colgué. En ese momento, pensé que se habían equivocado. Empecé a sentir miedo porque es duro conocer estas cosas y no poder hablarlas con esas personas que creíste que eran tus padres».

Por mediación de su amiga Lucía Pariente Jiménez, contactó con la Asociación de Niños Robados de Madrid, donde acudió para someterse a una prueba de ADN y comprobar si su código genético coincidía con alguien que estuviera en la base de datos. «A partir de ahí nos centramos en buscar a mi familia biológica, utilizando los apellidos que estaban en mi partida de nacimiento. No encontrábamos a nadie. Era como buscar una aguja en un pajar porque esos apellidos eran inventados».

Ana Belén tenía ya la certeza de que era una niña robada. Así que se dirigió al Instituto del Menor de Madrid para pedir el nombre de sus padres biológicos. Pero la respuesta tardó en llegar y ella se desesperó porque no encontraba respuestas. Entonces, decidió buscar una abogada, Aurelia Fuentes, quien le recomendó utilizar las redes sociales, los medios de comunicación y la vía judicial.

Su búsqueda comenzó a dar resultados y, tras indagar mucho, del Instituto del Menor le respondieron que su madre se llama Pilar, natural de Lanzahíta (Ávila) y que reside en Madrid . La logró localizar gracias a una llamada anónima el pasado 10 de julio (el mismo día que Ana Belén cumplía 45 años). Esa voz desconocida le dijo que sabía de una mujer que podría ser su madre y de la que le facilitó el número de su teléfono móvil.

Ana Belén no pudo esperar más. Tras colgar, llamó a Pilar y le explicó quién era y porqué quería hablar con ella . Su madre biológica le respondió de forma escueta -«espera, luego te llamo»- y colgó. Después, Pilar le devolvió la llamada y cotejaron datos. Pero había referencias que no coincidían, por lo que Pilar le pidió que corroborara si realmente era su hija.

En esa nueva búsqueda, Ana Belén pudo constatar que su madre había acudido a una revisión ginecológica para el seguimiento de su embarazo el 25 de abril de 1973 en la Clínica Santa Cristina de Madrid, donde ingresó el 9 de julio para dar a luz al día siguiente. Tenía 24 años. «Lo único que recuerda mi madre es que cuando dio a luz me pusieron en sus brazos unos minutos, ni siquiera me acercaron a su pecho. Me llevaron rápidamente a otro lugar mientras a ella le pusieron una máscara en la cara y la sedaron. Cuando despertó y pregunto por mí, le dijeron que había fallecido». En esa habitación fue donde se rompió el vínculo entre Pilar y Ana Belén, una separación que las ha tenido 45 años entre tinieblas . Ahora la bebé robada puede disfrutar de la madre que la parió.

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