Dani Gamo: «Me vi la pierna abierta y pensé que me había alcanzado la femoral»
El recortador de Loranca de Tajuña sigue ingresado tras sufrir una tremenda paliza el sábado 24 de julio en el concurso de Cercedilla
Habla Daniel Gamo (Loranca de Tajuña, 1989) desde una cama del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda , donde lleva más de una semana ingresado y lo que le queda, y dice que ya «parezco otro». Que le han metido bolsas de sangre y de hierro, y que todavía tiene las heridas abiertas y aún faltan unas cuantas operaciones, pero que está vivo. Que no es poco. Que lo es todo.
El pasado sábado 24 de julio, en un concurso de recortes en Cercedilla (Madrid), Dani fue cosido a cornadas por un toro de Ana Isabel Vicente. En la axila, en el tórax, en el gemelo y, la más grave, en la arteria femoral . La paliza fue en los medios, lo que complicó el quite de sus compañeros, desesperados en unos segundos que se hicieron eternos.
«Hasta que me llevaron al quirófano lo recuerdo todo. El toro no venía franco; creo que tenía algún fallo en la vista, no se fijaba bien. Tendía a irse al lado izquierdo», explica en un tono de voz que poco a poco va recobrando fuerza. «Después de la cogida me levanté, ande tres o cuatro metros y me caí. En el suelo me vi toda la pierna izquierda abierta, colgando, y sangraba tanto que lo primero que pensé es que me había alcanzado la femoral. Me metí el puño y me llevaron a la enfermería. Y al día siguiente, a la una de la tarde, me desperté en la UCI», relata.
Dani fue trasladado en un helicóptero al hospital, aunque obviamente la primera intervención de urgencia en la plaza fue la que le salvó la vida. El cirujano de guardia era una mujer y se llama Ru Nasim. Ahora Dani está tratando de localizarla para agradecerle que hiciera bien su trabajo. Que no es poco. Que lo es todo. Que salvó una vida. De hecho, cuando la situación se estabilizó, el equipo médico salió al ruedo y todos los recortadores entregaron arrodillados su trofeo a Ru.
Al contrario que los toreros, entre los que se cuentan unos cuantos millonarios, los recortadores se ponen delante de un toro por una miseria. «Lo normal es cobrar 150 ó 200 euros por concurso, depende del empresario. No está bien pagado. Nos la jugamos por nada, pero, bueno, somos así de cabezones», reconoce Dani, que se gana el pan trabajando en la plataforma logística que el imperio Inditex tiene en el polígono industrial de Marchamalo.
Hace dos años sufrió otra cornada en un encierro en Usanos, una pedanía de Guadalajara. Preguntado por si volverá a recortar, añade: «Quiero dejar pasar el tiempo, que la cabeza esté tranquila y recuperarme».
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