La contaminación ahoga
Un estudio realizado por el hospital de Ciudad Real concluye que los pacientes asmáticos que viven en una ciudad con más polución presentan una peor evolución

Los pacientes asmáticos alérgicos a gramíneas que viven en Madrid y están sometidos a una alta contaminación urbana presentan una peor evolución clínica y una mayor reacción cutánea e inmunológica que los pacientes que viven en Ciudad Real y expuestos a niveles bajos de contaminación urbana. Es la conclusión de un estudio realizado por el ‘grupo Alergia’ del Hospital de Ciudad Real, integrado en la Red de Enfermedades Alérgicas del Instituto de Salud Carlos III.
El proyecto se incluye en la línea de investigación del grupo ‘Asma, pólenes y contaminación’ , cuyos estudios comenzaron hace más de dos décadas con el análisis de pacientes asmáticos de Puertollano y Ciudad Real, según informa el Sescam. El trabajo ya demostró una peor evolución del asma y una mayor descompensación clínica en los pacientes de Puertollano con respecto a los de Ciudad Real debido a la contaminación industrial.
El último estudio «ha tenido como objetivo evaluar las consecuencias de la contaminación urbana en este grupo de pacientes», explica el doctor Feo Brito, jefe del servicio de Alergología de Ciudad Real. Las investigaciones recientes «han demostrado que la contaminación urbana está asociada al incremento de las enfermedades alérgicas y a una peor evolución de los pacientes asmáticos en las grandes ciudades». El motivo es doble: por una parte, «los contaminantes provocan inflamación bronquial e incrementan la respuesta asmática de los alérgicos; y, por otro, las plantas expuestas a contaminantes generan pólenes más agresivos, más alergénicos, inductores de una respuesta más intensa en los asmáticos».
En el estudio se realizó un seguimiento a 106 pacientes de Madrid y Ciudad Real durante dos años . Además, se analizaron las concentraciones de pólenes y contaminantes en ambas ciudades. Los resultados de la sintomatología clínica de los pacientes de Madrid resultó un 30 por ciento superior a los de Ciudad Real, cuando la contaminación asociada al tráfico de vehículos (dióxido de nitrógeno) triplicó sus valores en Madrid.
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