Castilla-La Mancha

Los pueblos a los que nunca llegó el Covid-19

Unos 30 nunicipios de Castilla-La Mancha han esquivado en estos dos años la pandemia, pese a las olas que han afectado a toda España. Muchos lo atribuyen a las medidas sanitarias y otros al cuidado entre los vecinos

Entrada del municipio ciudaderealeño de Cañada de Calatrava, que cuenta con 105 habitantes ABC
Francisca Ramírez

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Algunos lo llaman buena suerte, otros destacan la responsabilidad y el cuidado que han tenido los propios vecinos , aunque hay quienes consideran que ha sido el patrón del pueblo el que les salvó del coronaviru s. Sea como sea, en estos núcleos urbanos el virus no llegó, en parte porque se cumplieron con resignación las medidas sanitarias. En dos años de pandemia y tras seis olas sucesivas, una treintena de pequeños pueblos de Castilla-La Mancha no han registrado ningún positivo dentro de su término municipal.

Los datos de la Consejería de Sanidad señalan que h an sido 30 municipios de las 919 localidades que hay en la región, lo que representa un 3,26 por ciento de pueblos libres de covid.

Esos 30 municipios pertenecen solo a dos de las cinco provincias. En concreto, seis pertenecen a Cuenca y 24 a Guadalajara, aunque hay alguna excepción en Ciudad Real y Albacete.

En la localidad conquense de Zafra de Záncara (110 habitantes), el alcalde, Antonio García Bermejo, de 81 años y que lleva gobernando 37 años con las siglas del PP, confiesa telefónicamente que todos los vecinos pidieron a la Virgen del Rosario (su patrona) que les salvara de la pandemia . Y así lo hizo durante estos dos años.

Explica el veterano alcalde que el año pasado decidieron celebrar la fiesta para rendir homenaje a la santa. El 3 de octubre se juntaron en el pueblo unas 200 personas. «Hemos tenido miedo pero la virgen nos ha protegido a todos. La gente se portó de categoría y hasta en el baile todos llevábamos mascarilla», destaca el edil.

En este pequeño municipio, que no tiene farmacia y al que acude dos veces por semana un médico y una enfermera, el alcalde rememora que cuando empezó la pandemia ellos se pusieron manos a la obra y con un camión iban desinfectando todo el pueblo. Antonio García pidió a sus vecinos que usaran la mascarilla y se lavaran las manos dos o tres veces al día. «Estoy muy contento con mi pueblo. Son ellos los que me animaron a volverme a presentar. Yo no quería», recuerda para destacar que la emoción le embargó y «hasta lloré» cuando me hicieron un homenaje y me entregaron una placa.

Peñascosa, medidas estrictas

En la localidad de Peñascosa (330 habitantes), el alcalde de Izquierda Unida, Pedro Rodríguez Córcoles —llegó al sillón municipal hace siete años—, presume del comportamiento ejemplar que han tenido sobre todo los jóvenes, que han respetado todas las medidas impuestas por las autoridades del municipio, ubicado en plena Sierra de Alcaraz y que cuenta con siete pedanías: El Sorío, Cerroblanco, Pesebre, Arteaga, Cañadaseca, Fuenlabrada y Burrueco, respectivamente.

Este edil —ex Guardia Civil—, que ganó en la pasada legislatura por mayoría absoluta con cuatro concejales, remarca que es «independiente» y no está afiliado a la formación de izquierdas. «Me presenté porque conocía a Daniel Martínez —el ex coordinador general de IU en la región— y como somos amigos, pues me presenté», dice para remarcar que no cobra ningún salario por ocupar el sillón municipal.

El éxito de que el Covid-19 no haya infectado a ningún vecino lo atribuye a las medidas sanitarias y de limpieza que se impusieron como regla general desde el primer día. Sin embargo, Pedro Rodríguez cree que las leyes nacionales «han sido muy estrictas», aunque los mayores y los lugareños las han respetado. Además, cree que la solidaridad ha funcionado porque en esos primeros meses de pandemia se dedicaron a elaborar mascarillas.

El regidor reconoce que han tenido dos casos de vecinos que se contagiaron en el Hospital General de Albacete, aunque no lo llevaron a Peñascosa y las cifras oficiales de la consejería «indican cero infectados».

Finalmente, el alcalde de Peñascosa aprovecha para reclamar que las ayudas y los fondos europeos lleguen a estas zonas de la España vaciada. No tienen centro de salud y como otros municipios reciben la visita del médico tres días a la semana. Pide que se instale un cajero en la zona y que la Junta apoye la apertura de una residencia de mayores, aunque él ya se ha puesto en contacto con una empresa privada.

También en la provincia de Cuenca, el alcalde de Bascuñana de San Pedro, Jesús Montón, se refiere a la situación excepcional que han vivido. Explica que en el período estival ha viajado más gente hasta la localidad, «aunque todos han respetado la distancia y han usado mascarillas», lo que ha evitado que ningún residente se hubiera contagiado.

Cuenta que los pocos viajeros que se han acercado hasta San Pedro de Bascuñana proceden de Madrid y Valencia y «han tenido mucho cuidado de contagiar a su familia», o sencillamente han evitado juntarse con personas ajenas a su entorno.

El munícipe explica que desde el pasado puente de noviembre solo residen en su localidad una persona de unos 80 años y otra de en torno a los 50, aunque hay 24 personas empadronadas en el poblado. Por eso, insiste en que él mismo le lleva comida al octogenario los fines de semana cuando se desplaza al pueblo, para que no tenga que moverse. «También le llevé hasta la localidad de Chillarón para que recibiera las vacunas», responde.

Arandilla, el más envejecido

En Arandilla del Arroyo (con diez habitantes censados), el alcalde, Rubén Fernández del Castillo, considera que la mejor receta para evitar el coronavirus ha sido que los pocos vecinos «han salido poco» de casa y del propio pueblo durante estos dos años de pandemia.

Enclavado entre la serranía y la Alcarria conquense, el alcalde tiene claro que al nuevo tiempo le pide más servicios. «Al final si aquí te pones enfermo, los recursos los tienes en la capital; si mi hijo tiene que jugar al fútbol, tengo que llevarlo a Cuenca; si el niño se pone enfermo, el pediatra está allí... Entonces, se hace muy duro yendo y viniendo, más incluso que a los trabajos porque trabajo hay en esta zona», matiza. Por eso reivindica más servicios para este tipo de localidades.

Otra característica de Arandilla del Arroyo es que nueve de los diez habitantes son mayores de 65 años. Por eso, el ayuntamiento quiere acabar con el título de pueblo más envejecido de España y trabaja en proyectos que animen a los jóvenes a empadronarse allí, para que todo vuelva a ser como aquellos años en los que la escuela estaba llena de niños, rememora el edil.

El geoparque turístico

Finalmente, en la provincia ciudadrealeña, la alcaldesa de Cañada de Calatrava, Cristina Espadas Arévalo (47 años), que gobierna desde la pasada legislatura con las siglas del PSOE, afirma que sus 105 vecinos no se vieron infectados dentro del municipio hasta hace unos diez días, cuando uno de los jóvenes que estudia fuera del pueblo se infectó en el instituto .

Cañada de Calatrava, ubicada entre Puertollano y Ciudad Real, tiene como reclamo turístico la zona del geoparque, que llevará a la zona a cientos de visitantes, por lo que la regidora reivindica mejores servicios para los habitantes de la zona. Por ejemplo, los niños tienen que ir al colegio de Corral de Calatrava, no tienen centro de salud (los sanitarios pasan consulta dos días a la semana) y un frutero y un panadero se acercan hasta el municipio para venderles sus productos.

«Al final la pandemia nos ha cambiado a todos, pero la gente se ha dado cuenta que faltan muchas cosas», dice la alcaldesa, que reconoce que todos sus vecinos ya tienen las tres dosis y «los sietes niños también están vacunados», concluye.

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