Campillo de Ranas: las bodas gays como supervivencia

Este pequeño municipio de la provincia de Guadalajara se convirtió en un símbolo del colectivo LGTBI gracias a su alcalde, Francisco Maroto, que sigue oficiando entre dos y tres enlaces a la semana

Francisco Maroto es el alcalde de Campillo de Ranas desde hace 16 años Efe

EFE

Cuando en el año 2005 el Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero aprobó el matrimonio entre personas homosexuales, hubo alcaldes que aseguraron que no casarían a parejas del mismo sexo. Francisco Maroto, alcalde de Campillo de Ranas , un pequeño pueblo de la provincia de Guadalajara, se rebeló contra la intolerancia y anunció a los cuatro vientos que él sí lo haría.

Sin imaginarlo, este regidor socialista se convirtió en un símbolo para el colectivo LGTBI y Campillo de las Ranas vivió un «boom mediático», que llevó hasta el pueblo a muchas parejas homosexuales para que Maroto les casara.

De esta manera, Campillo de Ranas se convirtió en una especie de «isla» en la España vaciada. Gracias al boca a boca, las bodas fueron generando en el pueblo toda una infraestructura hotelera y hostelera que garantiza la supervivencia del municipio, enclavado en la ruta de la Arquitectura Negra.

Aunque tiene censadas unas 165 personas, en Campillo viven de forma habitual entre 50 y 60. Sin embargo, la población se multiplica hasta los 200 ó 300 los fines de semana. Antes de 2005, desde primeros de mayo y hasta mediados de octubre la presencia de turistas era testimonial. Campillo de Ranas se visitaba, sobre todo, en otoño e invierno al no estar muy lejos de Madrid.

Sin embargo, las bodas «llenaron ese hueco» entre mayo y octubre. Gracias a ellas, en la zona se cuentan 16 alojamientos rurales, con un total de entre 80 y 100 plazas, además de cinco bares y restaurantes.

Hoy, la media de matrimonios que «bendice» el alcalde Maroto es de dos o tres a la semana. Al principio, las bodas entre homosexuales eran hasta un 40 por ciento del total, pero en la actualidad se sitúan en torno al 10 por ciento.

Por otro lado, el municipio ofrece actividades complementarias como rutas de senderismo, en bicicleta o barranquismo, que complementan a su vez a eventos como la media maratón por el pico del Ocejón, el festival folk, arte en la plaza o el festival de cine documental de montaña.

Maroto nació en Madrid y un buen día de 1984, al estilo de los hippies de la época, decidió trasladarse a Campillo de Rnas con unos amigos. Vivieron en una cueva y después en una cuadra de ganado. Ahora lleva 16 años como alcalde, además de cuatro como concejal, y el próximo domingo optará a un quinto mandato.

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