Cabañeros celebra 25 años como parque nacional

Este espacio, que estuvo en peligro de extinción cuando Defensa planteó instalar un campo de tiro para los aviones del Ejército del Aire, recibe cada año a más de 100.000 visitantes

El parque nacional de Cabañeros es un ecosistema único que cuenta con una rica divertsidad de especies EFE

EFE

Cabañeros celebra el 25 aniversario de su declaración como parque nacional, un tiempo en el que ha abierto una ventana al mundo para dar a conocer un ecosistema único, el bosque mediterráneo, cuna de una rica diversidad de especies.

Este espacio, que estuvo en riesgo de peligro de extinción cuando el Ministerio de Defensa lo consideró como el lugar más idóneo para instalar un campo de tiro para los aviones del Ejército del Aire, se ha convertido en un templo natural en cuyas 40.856 hectáreas de terreno encuentra cobijo una fauna de gran interés científico .

El movimiento vecinal, ecologista, pacifista y político que en 1983 reclamó la protección de Cabañeros alcanzó su primer hito en 1988 y, finalmente, el 20 de noviembre de 1995 el Gobierno de España lo elevó a parque nacional. En estos 25 años, Cabañeros ha acogido 25 grandes proyectos de investigación. Gracias a ellos se ha logrado encontrar cuatro nuevas especies de insectos para la ciencia o que tres de ellos se hayan podido citar por primera vez en la Península Ibérica.

El presidente del patronato de Cabañeros, Benito Garrido, explica que en la gestión se intenta armonizar la propiedad privada con el dominio público, algo que «no ha sido fácil». Así se han creado 15 rutas a pie y cuatro en todoterreno, se han abierto tres centros de visitantes, se han acondicionado tres áreas recreativas y miradores y se han adecuado cuatro museos y puntos de información. Además, casi un centenar de empresas de actividades, alojamiento y restauración tienen su razón de ser en torno a la actividad turística que genera el parque nacional.

Más de 100.000 visitantes

Por otro lado, los 93 trabajadores del parque han conseguido revertir el peligro que amenazaba a especies como el buitre negro o el águila imperial, acondicionar espacios para que vuelva el lince, visibilizar el día a día mediante una webcam, erradicar especies exóticas y reponer autóctonas, luchar contra la amenaza del fuego y mantener en buen estado caminos e infraestructuras.

El director del parque nacional, Ángel Gómez Manzaneque, añade que el número de personas que cada año visitan este espacio ha ido creciendo progresivamente, pasando de los 16.625 iniciales a los 112.670 que llegaron en 2017.

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