El albaricoque de Hellín, por los suelos

Para 2018 se preveía una producción de 5,5 millones de kilos, pero al final 1,8 millones se han quedado sin recoger y se calculan pérdidas de más de 800.000 euros

Albaricoques por los suelos, a los pies de los árboles, en una de las fincas del campo de Hellín (Albacete) COAG
Mariano Cebrián

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Si alguien se pasea estos días por los campos de Hellín y Tobarra, en Albacete, podrá ver campos llenos de albaricoqueros. Pero este año llama la atención la imagen, a los pies de estos árboles, de miles de albaricoques esparcidos por el suelo sin recoger. ¿Cuál es el motivo?

Lo explica a ABC el presidente de la cooperativa Santiago Apóstol de Isso —que reúne a 145 productores de esta pedanía de Hellín—, Jesús Sagredo , quien aclara que la variedad de este fruto que más se ha visto afectada es el búlida. Este albaricoque es el predominante en la zona del campo de Hellín y se destina al consumo en fresco, aunque, principalmente, a la industria conservera para hacer mermeladas de alta calidad.

El presidente de esta cooperativa cuenta que «este año la superproducción y el pedrisco han perjudicado gravemente al cultivo de estos albaricoques, ya que las numerosas tormentas caídas durante los últimos meses los han destrozado». Por este motivo, señala, estos frutos no sirven para venderlos frescos, pero la industria conservera pone sus límites y compra solo ciertas cantidades, por lo que muchos de los productores del campo de Hellín se ven obligados a dejarlos tirados en el suelo sin recoger, ya que no los venden.

«Es una desgracia», se lamenta Jesús Sagredo, quien calcula que más del 30% del albaricoque que producen se ha quedado en el terreno. A ello hay que añadir, subraya, que los precios de mercado son «irrisorios», por debajo de los costes de producción, y es por ello que el agricultor ha optado por no recoger sus frutos.

Para 2018 se preveía una producción de unos 5,5 millones de kilogramos de albaricoques, afirma el presidente de la cooperativa Santiago Apóstol de Isso. Pero, debido al cúmulo de circunstancias que se han juntado este año, al final serán 3,2 millones tan solo, ya que entre 1,5 y 1,8 millones de kilogramos se han quedado en el suelo sin recoger. Esto se traduce en unas pérdidas económicas de más de 800.000 euros , teniendo en cuenta que el kilogramo de albaricoque está en 45 céntimos de euro.

«Las pérdidas de la cooperativa y de los agricultores van a ser abundantes y las rentas se van a ver muy menguadas en toda la comarca, no solo en el campo, sino en todos los sectores. Se ha echado a perder el trabajo de todo un año», asegura Jesús Sagredo. Sin embargo, el presidente de la cooperativa de Isso tiene la esperanza de que otros frutos de hueso que se cultivan en la zona, como el melocotón, que es recogido más tarde, corran mejor suerte.

Sin ayudas ni seguros

Otra de las opiniones autorizadas sobre este problema es la de Juan Basilio González, agricultor del campo de Hellín y expresidente de la SAT (Sociedad Agraria de Transformación) de Productores de Albaricoque, que aún a más de un centenar de socios. Explica a ABC que el problema de raíz de esta situación está en la ausencia de subvenciones económicas y seguros por parte del Gobierno de Castilla-La Mancha.

Según Juan Basilio González, antes existían unas subvenciones que iban aparejadas a la contratación de un seguro para este cultivo, pero esas ayudas, «con los recortes de la presidenta María Dolores de Cospedal se perdieron, algo que tampoco ha restituido el presidente Emiliano García-Page». Este agricultor es bastante pesimista y cree que no recuperarán esassubvenciones porque «no somos manchegos y en La Mancha nadie sabe que tenemos albaricoques, ni somos murcianos porque estamos en Albacete. Esto es como el Sáhara, estamos en tierra de nadie».

«La situación es dramática. Es como si un trabajador que ha estado trabajando durante todo un año no recibiera su sueldo, y nosotros tenemos que seguir pagando hipoteca, la luz, el agua, la comida, los estudios de nuestros hijos…», relata el agricultor. «Si este problema lo sufriera el viñedo o los melones de Tomelloso, el Gobierno sí se preocuparía de ello» , añade González, quien cree que «los políticos solo se interesan por los problemas cada cuatro años, cuando buscan sacar cuatro votos».

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