Un volcán lejos de acabar: «El dióxido de azufre debería bajar de 100 toneladas diarias y está en 17.000»
En la evaluación de un posible «principio del fin» para este volcán entran en juego tres variables: la emisión de dióxido de azufre del penacho, la sismicidad y la deformación
El volcán de La Palma lleva 25 días de erupción y no tiene visos de acabar. La emisión de gases, para determinar ese agotamiento como es el caso del dióxido de azufre en el penacho volcánico debería de bajar de 100 toneladas diarias y actualmente está a 17.774 .
Como ha indicado la directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN), María José Blanco, este «principio del fin» podría preverse de acuerdo a tres variables: sismicidad, emisión de gases y deformación de la corteza.
En sismicidad, las últimas jornadas mantienen una estabilidad de terremotos de 10-15 kilómetros de profundidad y con epicentros más profundos a más de 20 kilómetros, en la zona ligeramente más al sur y este de Mazo y Fuencaliente.
En deformación , las estaciones cercanas al cono eruptivo no muestran un patrón significativo, una información que se ha mantenido en las últimas semanas.
Imágenes de la erupción de #lapalma a las 12.30 hora canaria / Images of the #lapalma eruption at 12.30 p.m. Canarian time #erupcionlapalma #lapalmaeruption pic.twitter.com/baRHoU6y88
— INVOLCAN (@involcan) October 13, 2021
«Ni a corto ni a medio plazo»
El dióxido de azufre, en cambio, « no apunta a un final de la erupción ni a corto ni a medio plazo» , ha señalado María José Blanco.
Este dióxido de azufre que se ha medido en 17.774 es el que está a 3 kilómetros de altura en la columna que emite el cono volcánico, con nivel alto , mientras a ras de suelo y por tanto con afección a la salud de las personas mantiene umbrales bajos, con repuntes puntuales.
El dióxido de azufre del penacho, para apuntar a un posible fin de la erupción « debería bajar enormemente» , ha señalado el director del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende.
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