Gustavo Reneses - Babilonia en guagua

Violencia de primera y de segunda

Simplemente, van quedando en el olvido

Gustavo Reneses

En estos días azules, la violencia no cesa. En realidad nunca ha cesado, lo que pasa es que entre la novelería por un lado , el shock por el otro y el buenismo en la mayoría de las ocasiones, hacen que no salte siempre a la palestra la preocupación por los actos violentos.

Para alguien que nos mirara a través de la lente de un microscopio, deberíamos resultar, cuanto menos, curiosos. Somos una especie simiesca que lo demostramos andando, concretamente a salto de mata. El Facebook, lenguaje y canal universal que ha desbancado a sus oponentes, es una clara muestra de ello.

De compartir tiernos gatitos que hacen más llevaderos los lunes, pasamos a fotógrafos catadores de aperitivos, ginebras y demás enyesques de fin de semana; e incluso, si la ocasión lo requiere, somos expertos analistas en movimientos demográficos internacionales (con hipótesis ponderada de la causa y efecto), estrategia geopolítica y técnicas de asalto policial , aunque no se haya hecho ni la mili.

Es increíble los altos niveles intelectuales y de testiculina que nos aporta escribir parapetados detrás de la pantalla de nuestro smartphone, mientras nos recostamos en el sofá repasando los muros de los contactos de la red.

Si una cosa ha quedado clara las últimas semanas, es que vivimos en una espiral de violencia. Lo que pasa es que la atención mediática varía según los iconos improvisados a golpe de ocurrencia, la cantidad de caras pintadas con los colores de algunas banderas y el chocho que montan los políticos con tal de arrimar el ascua a su bandera y obviar que el país se pudre en otros aspectos. Y como en todo, hay hechos violentos de moda y otros hechos mimetizados por la costumbre. Estos últimos precisamente sobre los que nadie improvisa un emblema romántico ni se pinta la cara.

Esa violencia asimilada es la que, desgraciadamente, no deja de crecer mes a mes, aumentando el reguero de víctimas que rápidamente se olvidan. La violencia de género, la que ejecutan una serie de individuos sin un AK-47 en la mano pero que resultan tan monstruosos como los que acaparan las portadas, sigue sin ser tratada de forma tajante.

Para las mujeres asesinadas y para los hijos e hijas que han visto ultrajado su destino, nadie canta el himno ni se hacen grandes promesas ante los flashes. Simplemente van quedando en el olvido, en un bucle disperso entre otras noticias. Educar desde la base se hace fundamental, pero también erradicar las semillas de violencia que siguen diseminadas en las diferentes esferas públicas. Los chascarrillos de otras épocas, la viril complicidad o la tolerancia al sutil maltratador. Y ante eso, sea o no sea moda en Facebook, tenemos que comprometernos firmemente y sin fecha de caducidad.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

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