Turnos de 12 horas, 250 km2 de rastreo y 392 horas de filmación para encontrar a Anna y Olivia
El equipo humano a bordo del Ángeles Alvariño estuvo compuesto por cinco científicos del IEO apoyados por los técnicos del ROV y del sonar de barrido lateral y la tripulación del buque
Este equipo ha trabajado incansablemente durante más de un mes, realizando turnos de 12 horas
El buque oceanográfico Ángeles Alvariño ha cesado las operaciones de búsqueda de Anna y Tomás Gimeno , por orden judicial, tras un mes de trabajos en la zona marítima delimitada por los investigadores de la Guardia Civil.
En estas semanas, se cartografió un área de 250 kilómetros cuadrados , de entre aproximadamente 100 y 2.000 metros de profundidad, y se filmaron 392 horas en las inmersiones del ROV Liropus 2000, el vehículo submarino no tripulado para la exploración del fondo.
El buque ha logrado arrojar algo de luz al caso, permitiendo, gracias a su rastreo del fondo marino, esclarecer y reconstruir los últimos pasos de Tomás Gimeno, presunto autor del asesinato de sus dos hijas, Anna, sin localizar, y Olivia, hallada sin vida a 888 metros de profundidad.
El director del IEO, Javier Ruiz, ha explicado que «localizar un objetivo de dimensiones tan pequeñas a unas profundidades oceánicas tan grandes supone sin lugar a dudas un hito mundial » porque aún hay pecios que permanecen desde hace siglos en el fondo del mar aun conociendo el área donde se perdieron o, más recientemente, la desaparición de grandes aviones que caen al océano y no pueden ser encontrados.
«Localizar un objetivo de dimensiones tan pequeñas a unas profundidades oceánicas tan grandes supone sin lugar a dudas un hito mundial»
Durante sus labores de rastreo, el buque oceanográfico encontró varios objetos relacionados con la desaparición de las menores. Tras hallar una funda nórdica y una botella de buceo , el Liropus 2000 encontró una bolsa de pádel, en la que estaba el cuerpo de una de las dos niñas, Olivia Gimeno. Además, días después localizó dos botellas de oxígeno tipo 'biberón' a 1.500 metros de profundidad.
Equipo humano y tecnología puntera
Con el apoyo de la Unidad de Buques del IEO se movilizaron para la misión los mejores expertos y la tecnología más puntera disponible , incluyendo el buque oceanográfico Ángeles Alvariño y el robot submarino Liropus 2000 , un instrumento único en España que permite realizar tareas de observación y recogida de muestras y datos hasta una profundidad de 2.000 metros.
El buque oceanográfico Ángeles Alvariño del @IEOoceanografia cesa las operaciones de búsqueda en Canarias tras un mes de trabajos.
— Ministerio de Ciencia e Innovación (@CienciaGob) July 1, 2021
Así es cómo ha analizado el fondo marino.
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Ambas tecnologías, buque y ROV, forman un tándem único para la exploración de los ecosistemas y fondos marinos, con un sistema de posicionamiento que permite situar el barco con una gran precisión en las coordenadas necesarias, al posicionar el ROV en las profundidades con igual grado de exactitud, desplazándose ambos en conjunto.
«Operar desde una superficie marina sujeta a viento y oleaje un equipo de precisión mediante un cable electromecánico de más de un kilómetro de longitud para explorar en profundidad cada palmo del fondo oceánico solo es posible mediante una madurez tecnológica al alcance de pocos países, tanto por la tecnología de última generación necesaria como por el equipo humano que debe gestionar buque e instrumentos», ha explicado el director del IEO.
Turnos de 12 horas
El equipo humano a bordo del Ángeles Alvariño estuvo compuesto por cinco científicos del IEO apoyados por los técnicos del ROV y del sonar de barrido lateral, así como la tripulación del buque que ha trabajado incansablemente durante más de un mes, realizando turnos de 12 horas, con labores de búsqueda de forma ininterrumpida .
El equipo científico del IEO lo han conformado tres geólogas marinas y dos tecnólogos que han sido los encargados del trabajo a bordo bajo la dirección de un jefe de campaña. Un trabajo que ha sido coordinado en tierra por el jefe de la Unidad de Buques, la jefa de área de Medio Marino y la Dirección del IEO.
Con la ecosonda multihaz del buque oceanográfico. Se obtuvo una cartografía de un área de 250 kilómetros cuadrados entre aproximadamente 100 y 2000 metros de profundidad con una resolución de 15 metros y, dentro de esta área, cartografías de más detalle de cuatro zonas delimitadas por la investigación de la Guardia Civil.
El ROV Liropus 2000 que fue barriendo el fondo siguiendo líneas perpendiculares a la trayectoria del barco pero paralelas entre sí y con una distancia entre ellas menor de 5 metros, de forma que se inspeccionó visualmente todo el área. En total se han realizado un total de 392 horas de filmación casi continua .
Riesgo de pérdida
El jefe de la Unidad de Buques del IEO, Pablo Carrera, ha señalado que el ROV no está diseñado para este tipo de operaciones con un uso tan intenso , por lo que el número de averías se ha ido incrementando a lo largo de la búsqueda y su operatividad se ha ido reduciendo.
Pese al gran trabajo a bordo de los ingenieros, que han realizado numerosas reparaciones, pero en los últimos días, su estado ha comenzado a s uponer un riesgo para la navegabilidad, lo que podría suponer su pérdida. A pesar de ello, explotando los límites para los que esta tecnología fue diseñada, fue capaz de explorar con detalle todo el fondo marino técnicamente viable con esta metodología.
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