No hay que olvidar que, prácticamente, vivimos del turismo: la facturación turística llegó en 2018 a 18.000 millones de euros. Que, por suerte o por desgracia, nos visitan millones de personas: casi 16 millones lo hicieron el año pasado. Que debemos prepararnos – práctica y mentalmente-, para recibirlos; pero sin olvidarnos de conjugar el difícil equilibrio de mantener a salvo nuestro patrimonio natural, cultural e histórico; ofreciéndoles a quienes nos visitan los medios más adecuados desde una óptica puramente profesional: infraestructuras, transportes, hospedajes, ocio, cultura, diversión y/o descanso; basados en la calidad y en la excelencia; para que se sientan cómodos, felices y satisfechos; de tal forma que, dicha experiencia, les sea inolvidable, para bien, y que, por consiguiente, nos vuelvan a visitar.
Por tanto, es necesario saber gestionar y difundir la importancia que tiene nuestra primera industria; eso que, eufemísticamente, llamamos «la gallina de los huevos de oro». Sobre todo entre nuestros jóvenes. Dicha formación debe darse, junto a una herramienta tan básica e importante como los idiomas, en las escuelas; principalmente en los ciclos básicos y medios. Por ello, el «Club 13», un grupo de 13 directivos hoteleros del Puerto de La Cruz, que un día 13 de diciembre de 1967 se reunieron en el hotel Tigaiga con la intención de programar y llevar a cabo un sinfín de actividades para la promoción turística, ha dirigido un escrito a la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias donde se les transmite las conclusiones a las que han llegado en su última reunión, en la cual entienden que: «La población ajena al sector del turismo y los propios trabajadores del sector no están lo suficientemente bien informados y mentalizados de que el Turismo es la fuente de riqueza y el futuro nuestro y de nuestros descendientes».
Por ello, dicho «Grupo 13», presidido por don Carmelo Pérez Abreu, antiguo director de operaciones para Canarias de la cadena Meliá, entienden, y así lo manifiestan en su escrito, que se debe tomar conciencia desde niños de la importancia que tiene el conocimiento de la materia turística; de hecho, se congratulan de que se imparta en la educación primaria, a través del programa enSeñas, la regulación del lenguaje silbado; ya que numerosos estudios sostienen que, dicho lenguaje, se remonta al tiempo de los bimbaches y que, al parecer, no sólo es característico de una sola isla – como podría ser la Gomera-, sino de casi todas las islas Canarias.
Es más, la propia OMT, en una de sus últimas jornadas europeas titulada: «Turismo para el desarrollo» propone como instrumento ideal que contribuya a la toma de conciencia turística por parte de la juventud, la ya famosa «Cartilla Turística Escolar», que estuvo implantada en la educación española en los años 60 y 70, y que fue editada por el entonces Ministerio de Información y Turismo, y cuyo objetivo no era otro que los alumnos conocieran de forma practica amena y sencilla el patrimonio y los atractivos turísticos de cada población, islas, ciudad o pueblo donde vivieran. Dicha Cartilla servía como un complemento a la educación formal en el conocimiento de la historia natural, histórica, geográfica, social y económica del entorno en donde habitaban los alumnos, así como transmitirles la importancia que tiene el turismo en el desarrollo económico de su zona.
No estaría mal recoger la recomendación e implantar en nuestras escuelas dicha cartilla u otro instrumento educativo similar; de tal forma que entendamos que, el turismo bien entendido, es una herramienta global y eficaz para lograr un desarrollo sostenible, así como es más que evidente que contribuye, como motor del crecimiento de muchas poblaciones, a un efecto positivo y multiplicador que mejora la calidad de vida de las personas.