Beatriz Morales - Islas al Gusto
Suspender las clases
Cuando hay temporal en las islas, es la noticia más esperada de todos los nativos digitales, y los analógicos
En las islas cuando empiezan a caer las primeras gotas y los vientos rugen chocándose de manera escandalosa con nuestra ventana, el canario siente desde lo más hondo de su ser esa duda existencial que le impide dormir y le obliga a concentrar toda su atención en ella: ¿mañana habrá clase? Entonces el verdadero huracán comienza: las redes sociales arden, los grupos del Whatsapp giran en torno al mismo tema, y los memes y las caricaturas inundan las galerías de fotos de los móviles. Los rumores nacen de habladurías lejanas y las preguntas, deseosas de una ansiada respuesta concreta, invaden al 112, a la Consejería de Educación y a la Dirección General de Seguridad.
En esas horas eternas Aemet se vuelve la página más consultada de Canarias y la incertidumbre saborea cada llamada y cada mensaje. Los más positivos creen que es cuestión de tiempo que el temporal obligue a cerrar los centros educativos y ya solo se imaginan la satisfacción que tendrán ante la esperada noticia; los más graciosos ya organizan planes para ir a la playa al día siguiente ; y, como siempre, los más negativos solo repiten constantemente esa oración apática de «olvídense, la Universidad va por libre y seguro que no las suspenden». Así transcurren los minutos que parecen semanas y las horas que parecen años hasta que de repente sucede: la noticia más esperada toca a la puerta y calma los ánimos con ese triste titular que apaga todas las esperanzas de los estudiantes: Sí, mañana hay que ir clases.