Gonzalo Melián - Boberías económicas

Se nos fue la olla

Esperemos que los políticos canarios aprendan algo de este dislate

Gonzalo Melián

En Canarias, son muchos los políticos que siguen con el mantra de las renovables. Mientras nos hablan maravillas de ellas , no sabemos si por desconocimiento, por intentar beneficiar al lobby del sector o simplemente porque es políticamente correcto, el máximo responsable del Ministerio de Industria entre 2008 y 2011, Miguel Sebastián , reconoce: «Se nos fue la olla con las renovables».

Pues sí, se les fue la olla. Crearon una burbuja que sobrepasó en 2010 los 100.000 millones de euros y terminaron reconociendo, mediante un estudio del Ministerio de Industria, que la subida del precio de la electricidad en casi un 80% se debía a las subvenciones de las renovables. Además, dejaron una deuda de 25.000 millones que estamos pagando todos los españoles.

Como explica Gabriel Calzada, rector de la Universidad Francisco Marroquín, en su columna «Sin pelos en la lengua» de Actualidad Económica, «no es simplemente que no quisieran escuchar a quienes destapabamos el disparatado esquema de ayudas a las renovables, cuya alocada justificación era crear empleos verdes. Es que Sebastián se dedicó sistemáticamente a tratar de desprestigiarnos ».

Calzada, junto con otros investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos, fue uno de los autores del estudio español que probablemente haya tenido más impacto en los últimos años a nivel internacional. Bajo el título de «Study of the effects on employment of public aid to renewable energy sources», se demostró que el Gobierno alimentaba una burbuja y que por cada empleo verde que se decía que se creaba se destruían 2,2 en los sectores productivos .

¿Qué hizo el exministro que hoy reconoce su error? Pues tratar de desacreditar el estudio, a los investigadores y a la propia universidad. En la reunión WindPower en Chicago dijo, sin demostrar ninguna de sus acusaciones, que el estudio tenía «una calidad y un rigor muy bajos». Aunque el colmo fue cuando declaró en el Houston Chronicle que la Universidad Rey Juan Carlos a la que pertenecían los investigadores era «una pequeña universidad privada , que no es muy relevante, con un nombre bonito pero con poca sustancia». Oír a un ministro de España insultar así a una importante universidad pública con más de 20.000 estudiantes no tiene precio.

No fueron solo esas las idas de olla sobre el asunto. Se gastaron importantes cantidades de dinero público para vender a los Estados Unidos las maravillas del esquema español. El diario Público dedicó una portada repleta de injurias para desacreditar el estudio y el secretario de Estado de Cambio Climático envió a Henry Waxman, el presidente de la Cámara de Representantes de USA, una carta de acusaciones surrealistas según nos hace saber Calzada en su artículo.

Esperemos que los políticos canarios aprendan algo de este dislate, pues de lo contrario, dentro de unos años oiremos a más de uno decir «se nos fue la olla» a la vez que todos pagaremos de nuestros bolsillos sus errores.

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