Ojalá se llegue a buen puerto

En estos días azules, comienza el penúltimo mes del año a ritmo de son sabrosón , que ya es un punto más que la guaracha habitual. Va a ser por las elecciones del 20D, si no, no se puede explicar esta repentina subida de actividad a un mes de terminar este 2015.

Nos movemos en todo y para todo, incluso pareciera que estamos seriamente trabajando en «ellow» para que las cosas vayan a mejor. Y ya que nos ponemos, nos ponemos en serio. ¿Qué nos ponen un cartel por eso que se prohíbe la pesca y el baño en los muellitos canarios? Oiga, se arranca. Faltaría más.

Al parecer, Puertos Canarios ha plantado una serie de carteles en los embarcaderos de su jurisdicción para recordar al respetable que las cosas se suelen hacer en los muelles no se puede hacer. A saber, colocar sillas o mesas, efectuar asaderos o comidas, bañarse, hacer submarinismo, pescar desde los muelles o pescar cualquier tipo de arte en las dársenas y aguas portuarias.

Y ya que estamos en época de remangarnos de cara a la galería, qué menos que todos a una. Ya sean los propios vecinos que ven incrédulos cómo de la noche a la mañana se acota el territorio natural de ocio y optan por la insumisión, como algunos ayuntamientos que por ignotas razones se pasan la ordenanza regional por el forro del buen rollo interadministrativo y en un alarde de civismo arrancan los carteles.

Sin entrar en la lógica, en las excepciones o en los escaqueos varios, las normas deben ser justas, pero sobre todo equitativas. Y además, adaptadas a la lógica territorial , que bastante vivimos de espalda al mismo como para encorsetarnos en una serie de artimañas legales que nos hagan extraños en nuestra propia tierra.

Nos hemos acostumbrado a ocupar barrancos, a legalizar viviendas en laderas, a ocupar el tránsito natural de los pasillos del jable, a vaciar de áridos conos y barrancos pero sobre todo a legalizarlos en las oficinas municipales de urbanismo con tal alegría, que no es de extrañar que se legisle con un imperativo legal tipo border line.

Tal nivel de vendetta estaba adquiriendo el asunto portuario que el propio Gobierno de Canarias ha anunciado en las últimas horas que buscará una solución que permita la convivencia armónica de los atraques y las operaciones portuarias de nuestros embarcaderos con los bañistas y pescadores. Ojalá se llegue a buen puerto.

El consenso a través del diálogo es lo que se echa en falta en el panorama político actual. Sobran los golpes encima de la mesa, los análisis maniqueístas y por supuesto la utilización de las instituciones públicas canarias para representar alegorías dramáticas dignas de otros escenarios.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.