José Fco. Fernández Belda - Viviendo en San Borondón
El mural de la igualdad
Todos los partidos proclaman que buscan la igualdad de todos los españoles. Pero no todos se están refiriendo a lo mismo
Aunque no sea lo que la letra de la ley prescribe en cuanto a los tiempos, la nueva campaña electoral ha comenzado si es que no se había iniciado ya desde la noche del 20 de diciembre, una vez conocido el escrutinio de las urnas. Los candidatos, atento al dedo todo poderoso del cabecilla de turno y con el celo excitado, comienzan a relacionarse con las bases, las que aplauden y pegan carteles, y a adular a cuantos “colectivos” se les pongan a tiro de voto.
Con un ojo vigilando atentamente a los compañeros de partido y sus más que presuntas puñaladas para descabalgarlos de las listas electorales y colocarse ellos. Con el otro ojo leen y memorizan los eslóganes más impactantes, pero menos comprometedores, para “ilusionar” a los votantes, engañarlos de nuevo más bien . Se reúnen con sus asesores de imagen para que los ilustren en la telegenia y en el innoble arte de que cada oyente escuche lo que quiere oír, aunque lo dicho sea una banalidad o una inconcreción evanescente.
Un ejemplo de esas presuntas ideas que necesitan ser adjetivadas para saber exactamente qué se quiere transmitir, es el término manido de “igualdad”. En la urbanización El Sebadal, en Las Palmas de Gran Canaria, frente a una rotonda con una escultura que representa un árbol con las raíces al aire, la alegoría a un árbol muerto viene oportunamente al caso, hay una pintada mural escrita con caracteres bastante grandes que proclama “La igualdad es un derecho”. No especifica, se supone que para el que lo redactó es innecesario, a qué tipo de igualdad se refiere , si a la física, intelectual, ante la ley o cualquier otra. Así sirve para todo.
No es una pintada al uso sobre cualquier pared que se les ponga a tiro de spray a los grafiteros o a los inaccesibles al desaliento agitadores de los partidos políticos marginales, esos que gustan pintarrear paredes mayormente con periclitadas hoces y martillos, trazadas en rojo sangre o en negro totalitario. En este caso es todo un mural inaugurado, con la pompa y boato que lo políticamente correcto impone, con cargo a subvenciones públicas del año 2011 , repartidas por la Consejería de Juventud e Igualdad del Cabildo de Gran Canaria
Y para que no quepa duda de quién gasta el dinero en estas cosas, fondos que previamente han salido de nuestros impuestos, hay una placa de metacrilato que lo explica. Se trata de advertir a los no advertidos que se está refiriendo, literalmente con letra chiquita, a la igualdad de oportunidades y al apoyo al movimiento asociativo de mujeres de la consejería del ramo en el Cabildo. En grande, visible al pasar en coche, el eslogan. En chiquito, para el que se meta en el parterre que tiene delante, se indica qué ideal de igualdad se está financiando.
Todos los partidos, creo que sin excepción, proclaman en sus alocuciones y programas electorales que buscan la igualdad de todos los españoles. Pero no todos se están refiriendo a lo mismo. En el caso arriba comentado, para unos es la razonable y deseable igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos, por cierto tanto hombres como mujeres, intentando eliminar o paliar las ventajas que no sean las de capacidad o mérito y poniendo el énfasis en el esfuerzo individual . Eso se deduce del propio nombre de la subvención pública que financia este mural, que literalmente es “para el Fomento de la Igualdad de Oportunidades”.
Para otros, los que se autodefinen de izquierda radical o revolucionaria, se refieren a la igualdad de resultados, independiente de lo que tengan que atropellar para conseguirlo. Si han de cometer injusticias evidentes para conseguir sus fines, se cometen. No es casual que tengan como ídolo al Che Guevara, que cuando sus compañeros le recriminaron no celebrar juicios justos tras oírle pronunciar su célebre frase de “hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario”, para que no hubiera la menor duda de sus asesinas inclinaciones, apostilló, “si quieren los juzgan, pero después los fusilan”... Y es que el Che creía en la igualdad de resultados a la hora de asesinar frente al mural o paredón.
Como la campaña electoral será larga, habrá ocasión de comentar otros mantras repetidos hasta la saciedad y que bien merecerían ser explicados para que los ciudadanos, votantes o no, alcancen a comprender sus verdaderas consecuencias económicas. Ejemplos son los eslóganes de “ redistribución de la riqueza ” o de “renta básica para todos”. Se hablará de ellos, Dios mediante, con perdón de los de las pancartas callejeras y de las soflamas televisivas, si antes no asaltan los cielos, como clamaba vehementemente Pablo Iglesias.