El ‘Miura’ que toreó a Tchaikovsky
La Sinfónica de Frankfurt brilla en el Festival Internacional de Música de Canarias interpretando obras de Músorgsky, Tchaikovsky y Shostakovich, dirigidos por Andrés Orozco y con Fumiaki Miura como violín solista
![La Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt](https://s2.abcstatics.com/media/espana/2020/01/24/p505566afot-kpME--1248x698@abc.jpg)
Aún quedan más de dos semanas para que el Festival Internacional de Música de Canarias concluya, pero el de este pasado jueves ya apunta a ser uno de los grandes conciertos programados para esta edición . Con música rusa, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Frankfurt brilló en el Auditorio de Tenerife para el goce de los asistentes que rebasaron los tres cuartos de entrada con un toreo de «miura» digno de alabanzas. El programa no merecía menos.
Comenzaron con un poema sinfónico - ‘Una noche en el Monte Pelado’ de Mussorgsky - con el que Andrés Orozco, de manera acertada, entrelazó los instantes que conforman la descripción espacial y los sentimientos que el conjunto encierra. De esta manera, la obra cobró fuerza cuando transitaba por la nocturnidad de la cima, en el solsticio de verano, sin evitar el encuentro con las brujas y el deleite de las pócimas mágicas.
Tras ello, la formación alemana se dispuso a tocar el ‘Concierto para violín y orquesta en Re mayor’ de Tchaikovsky , donde el virtuoso Fumiaki Miura demostró su gran capacidad técnica con una fría -estéticamente- interpretación. Desde los primeros compases del primer movimiento, el joven japonés mostraba las facilidades para adueñarse de uno de los conciertos más exigentes del repertorio violinístico . «Es un músico inteligente y sincero, capaz de interpretar las grandes obras de todos los tiempos» comentaba su mentor, Pinchas Zukerman. «El arte de Miura nos garantiza el máximo nivel del violín para las próximas décadas» prosiguió.
Con un sonido limpio y una ejecución perfecta, consiguió arrancar los aplausos del público antes de tiempo, cuando al finalizar el primer movimiento de la obra, Andrés Orozco tuvo que volverse hacia la audiencia para, entre risas, recordar que «quedan dos movimientos» . Con la sencillez de quien lo estudia en el salón de su casa, pero con una velocidad endemoniada para la recta final del tercer movimiento, Miura bordó el magistral concierto del compositor ruso de manera brillante .
El concierto ofreció en la segunda mitad la ‘Sinfonía nº 5’ de Shostakovich , en el que pudimos percibir la intencionalidad del autor al dar abierto cauce con notable fluidez a la expresión lírico heroica, alzando al hombre sobre los temores de una tragedia que se percibía en un no lejano horizonte. La grandeza de la obra se sintió especialmente en el entremezclado vibrar de las cuerdas y el redoble intenso de los timbales.
Andrés Orozco dio anoche una lección de entrega e ingenio expresivo para demostrar, una vez más, que forma parte del selecto grupo que, desde América, escriben un nuevo tiempo en la música internacional, como Gustavo Dudamel o Alondra de la Parra.