María Pagés y Cherkaoui, danza y dunas del desierto

Danza al compás del desierto

Momento del actuación en el Teatro Cuyás, en la capital grancanaria T.C.

Nadia J. Castro

Pagés y Cherkaoui, o viceversa. Cherkaoui y Pagés. ‘Dunas’ de un mismo desierto. Dos ríos llenos de vida que llegan a un mismo mar. De arena, en este caso. Siempre dijo María Pagés que “el flamenco es un claro ejemplo de cómo la unión entre culturas, razas y religiones, puede crear un eco común”. Y no se equivocaba. El desierto (sus dunas), es el espacio escogido por estos dos grandes de la danza para crear. Y para dejarse llevar, por ese arte que corre por sus venas.

María Pagés y Sidi Larbi Cherkaoui, con raíces ancestrales comunes en el mundo ‘andalusí’. Juntos seducen en ‘Dunas’ al propio desierto. Nace del flamenco y la danza contemporánea. Pero, sobre todo, de la identidad misma. ‘Dunas’ es un espectáculo único, de música original pero llena de matices, árabes y flamencos, que evocan su propia semilla.

Terrenal y espiritual a un tiempo, la maravillosa escenografía a base de telas nos transporta a ese exotismo mágico del desierto. El mismo color, la misma vida que sopla en movimiento… María Pagés. Su presencia constante, aún sólo con oír su nombre, domina en la escena. Su alma indomable conquista ese desierto con sólo acariciar la arena. Es Cherkaoui quien marca la línea con sus propias manos. Pero es María quien la dibuja acunándola en su suave braceo. Siempre hermoso. Siempre ondulante y sinuoso. Esos largos brazos que enamoran siempre. Siempre. Y la fuerza de su taconeo medido, perfecto. María curva su cuerpo en ondas como las mismas dunas, para que el arte del baile se deslice por ellas. Una a una.

Entregados ambos a un mismo compás, el del desierto. A los mismos ecos ancestrales comunes. Y en cada contoneo, el uno y la otra vibran “jonda” su raíz. La soberbia música en directo hace el resto. Porque sienten cada nota y cada paso. La vida y los sonidos de sus culturas se encuentran en cada quiebro. El volumen de ideas se hace imparable en el escenario y es la imaginación la que luce completa.

Dibujos en la misma arena que hablan de la vida y del amor. De la vida, pues. De todo cuanto sale de la mano del hombre. Cherkaoui se deja inspirar y llevar por Pagés. Majestuosa. Atrevida y voluptuosa. Brava fuera de toda regla. Juegos de luces y sombras que hablan de pasión y lucha. De amor y más vida. Y flujo de Arte. Mucho. A borbotones. Es pura emoción que grita al mundo. Cosquilleo que nace en el vientre, de risa y llanto. Bailan Pagés y Cherkaoui. Arte enredado entre sus brazos. Y decía aquella canción que “entre la vida y los sueños hay una tercera cosa”. Pero no canta cuál. Es Arte. Se llama Pagés y Cherkaoui.

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