La maquinaria avanza hacia una isla de casas que se salvó de la lava en La Laguna
Desde el pasado 27 de diciembre se trabaja en el cruce de La Laguna y en recuperar las conexiones y comunicaciones
La maquinaria pesada trata de abrir camino a una 'isla' que quedo intacta de las coladas donde hay varias casas e invernaderos
La maquinaria pesada sigue trabajando sin descanso en el barrio de La Laguna, en La Palma, con varios objetivos claros en el punto de mira. Entre las principales prioridades está la de liberar el cruce de La Laguna , clave para las comunicaciones y recuperar la conectividad y por otro lado abrir paso a una isla libre de lava donde hay varias casas e invernaderos.
En este momento se trabaja con la maquinaria que existe en la isla, con la previsión de que llegue refuerzo desde Península próximamente. En el cruce de La Laguna, que necesita liberarse de material para recuperar la conexión se trabaja en la retirada de lava, mientras que para llegar a esta isla o kipuka (denominación de origen hawaiano para estos islotes que deja el magma a su paso) se trabaja allanando camino sobre las coladas más que excavarlas.
Se trata de una zona aislada entre dos coladas que no llegaron a unirse por completo. También se estudia abrir el Camino de San Isidro, en Tazacorte, donde hay otro espacio aislado de 150 hectáreas de plataneras y en torno a unas 40 viviendas.
El periódico local El Time y el fotógrafo palmero Jonathan Rodríguez han captado el proceso de 'desenterrar' de lava este barrio de Los Llanos de Aridane, donde las coladas tienen unos seis metros de altura y no hay presencia de gases nocivos. En cambio, a medida que la excavadora avanza, las coladas ganan varias decenas de metros de altura y temperaturas medidas de hasta 200 grados en su parte interior.
El objetivo es que en mes y medio pueda estar liberado el acceso que permitirá de volver a conectar La Laguna con la costa, lo que agilizará los trabajos en la zona más al norte del campo de coladas. También se trabaja en la plaza del barrio , un punto visitado por los Reyes semanas antes de que fuese sepultada por la lava.
El barrio de La Laguna era el hogar de unas mil personas que tuvieron que ver como su barrio se borraba a la mitad y mantuvieron la respiración durante meses con la colada parada en sus puertas. La lava paró en las faldas de la montaña de La Laguna tras superar el polígono industrial de Callejón de la Gata y enfilar rumbo al barrio.
Bajo la lava quedó la mitad del barrio, comercios, invernaderos, parte del colegio, y quedó a unos metros de la la iglesia de San Isidro Labrador de donde se trasladaron las imágenes religiosas y las campanas ante el avance del volcán.
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