Chema Ayaso - Adrede

Mi lectura del 20D

Los electores en Canarias también han mostrado su voluntad de cambio

Chema Ayaso

A estas alturas de la película, a nadie le queda la menor duda de que las pasadas elecciones generales han dejado a la vista de todos que lo que quieren los ciudadanos es un cambio. Pero no un cambio cualquiera al estilo compadre, no. Un cambio que nos permita seguir en la senda del crecimiento y las mejoras del empleo. Un cambio que abogue por respetar y mantener la unidad territorial de España y que nos muestre ante el mundo como un país fuerte y con capacidad de respuesta ante las amenazas del terrorismo de toda índole, y de manera más inmediata, ante el provocado por el Daesh.

El mensaje expresado a través de las urnas es claro. No a las mayorías absolutas, pero sí, por supuesto que sí, a un gobierno estable, leal con los ciudadanos y a la altura de las circunstancias. No a la unión de perdedores ni de radicales, pero sí, por supuesto que sí a un pacto de Estado que siente en la misma mesa de negociación a todos aquellos que, siendo capaces de transcender cualquier sigla, estén dispuestos desde la generosidad a sumar esfuerzos para garantizar la gobernabilidad.

La opinión general de los electores en Canarias también refleja lo comentado hasta ahora. Si bien es verdad que la aparición en el espacio electoral de Podemos (3 escaños) y Ciudadanos (2 escaños), ha dispersado el reparto de las 15 plazas de la representación canaria en el Congreso de los Diputados en detrimento del Partido Popular (5 escaños) y la coalición electoral del PSOE-NC (4 escaños) más el único diputado que consiguió conservar Coalición Canaria-PNC, escandalosamente significativo fue también el silencio de ese 34,34 por ciento de ciudadanos que, hartos de cercanías fingidas, puntuales e interesadas y de estructuras monolíticas con las mismas caras de siempre, han preferido abstenerse , a pesar de la importancia de la cita electoral.

Una lectura esta que, por ser tan importante como la del resto de los datos, no es nada recomendable dejar de hacer; especialmente si la combinamos, para validarla, con la interpretación de los resultados al Senado, donde los populares, con 124 escaños superaron con creces los 105 necesarios para obtener la mayoría absoluta, sencillamente porque a los senadores se les propone mediante listas abiertas en las que los ciudadanos eligen a las personas , y no tanto a las siglas.

Las soluciones para la situación en la que nos encontramos y que se desprenden de todas estas lecturas, son imposibles de llevar a cabo sin un compromiso de Estado que incluya a todas aquellas fuerzas políticas que han conseguido representación y que en sus valores defiendan los principios de la unidad y la solidaridad, del derecho al trabajo y de la libertad de poder vivir en paz y sin miedo; esto es, el Partido Popular, el Partido Socialista y Ciudadanos. Este no es ni pretende ser un listado excluyente, no. La defensa de los intereses de nuestro país es un derecho de todos los españoles . Sin embargo, son algunos líderes y algunos partidos los que, mediante sus actitudes ególatras se autoexcluyen al intentar anteponer sus intereses personales o partidistas a los de España, interpretando y reinterpretando la realidad de los datos a su conveniencia.

Muy al contrario de lo que piensa el siempre controvertido eurodiputado canario Juan Fernando López Aguilar que, según ha declarado en una emisora de radio local, defiende por encima de todo que lo que debe gobernar España es una coalición de izquierdas liderada por el PSOE, siempre y cuando los populares no hubieran podido formar gobierno, Jerónimo Saavedra , Diputado del Común, exministro socialista y expresidente del Gobierno de Canarias optaba, seguramente debido a su dilatada experiencia política, por tomar un camino más moderado que el de su constantemente enervado compañero de siglas y aprovechaba para recordar a Pedro Sánchez que lo que tenía que hacer era aceptar que el Comité Federal del Partido Socialista era el que mandaba en materia de pactos y que lo que sería recomendable para él era que negociara su salida “con realismo y sensatez” y permitiera gobernar a Mariano Rajoy en minoría, mediante la abstención de los socialistas.

Con más razón que un santo y con una altura moral y de miras como la de quien habiendo estado en las cotas más altas de la política canaria y nacional, ha sido una de las figuras más representativas del socialismo de nuestro país, Jerónimo Saavedra matizaba aún más sus declaraciones afirmando que en la situación en la que nos encontramos, “sólo cabe un gobierno de pactos, con abstenciones, a cambio de leyes concretas a las que debe comprometerse el PP”. Con ausencia total en mis intenciones de enmendarle la plana al señor Saavedra, me atrevería a complementar sus declaraciones añadiendo que desembocar en una nueva convocatoria de elecciones, para lo único que serviría es para dejar al aire nuestras vergüenzas, mostrándonos como un país carente negociadores capaces y de políticos de Estado.

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