«Yo sólo puedo hablar por mí misma»
Greta Thunberg s e traslada en el yate «Malizia II», junto con su padre Svante y un cineasta para documentar el viaje, lo que le permitirá asistir a las conversaciones de la ONU en septiembre con la conciencia tranquila. El barco de 60 pies (18 metros) es patroneado por Pierre Casiraghi , vicepresidente del Monaco Yacht Club y miembro de la familia gobernante del principado, y el marinero alemán Boris Herrmann.
El viaje dura cerca de dos semanas y puede ser a velocidades medias de 35 nudos (70 kilómetros por hora). Pero el capitán quiere un viaje tranquilo. «El objetivo es llegar sanos y salvos a Nueva York», dijo Herrmann a AFP mientras realizaba los preparativos finales en el puerto inglés de Plymouth.
El barco es un laboratorio oceánico a bordo para monitorizar los niveles de CO2 en el agua y cuatro literas: Herrmann y Casiraghi compartirán una, durmiendo por turnos. El inodoro es un cubo de plástico azul, completo con una bolsa biodegradable que se puede tirar por la borda, y las comidas la forman paquetes liofilizados de comida vegana mezclada con agua calentada en una pequeña estufa solar.
«Inacción de los adultos frente al clima»
Greta Thunberg es iniciadora de las huelgas estudiantiles mundiales que desde 2018 que buscan concienciar sobre el cambio climático . A principios de agosto señaló que ni ella ni su movimiento deberían asumir este tipo de cargas, pero que ha tocado hacerlo por la inacción de los adultos frente al clima.
«Querríamos volver a la escuela y continuar con nuestra vida normal, pero dada la gravedad de la situación sentimos que debemos hacer algo . Es mucha responsabilidad para los niños, no deberíamos tenerla, así que nos encantaría que los adultos se unan a nosotros para ayudarnos», señaló en una conferencia en Lausana (Suiza).
En Suiza, la joven activista, de 15 años, centró gran parte del protagonismo en la sesión inaugural de las conferencias, pese a que junto a ella había personalidades como el premio Nobel de Química suizo Jacques Dubochet , entusiasta partidario del movimiento iniciado por Thunberg, o el científico y presidente del Club de Roma, Ernst von Weizsäcker .
Pese a ello, Thunberg dijo no sentirse «una líder o una figura a seguir», ya que el movimiento de huelgas por el clima «no es una organización con posiciones o estructuras, es algo muy espontáneo y es fácil que cualquiera opine en él, así que todos somos importantes».
«A menudo me invitan a hablar en nombre del movimiento pero siento que a veces eso no es correcto , yo sólo puedo hablar por mí misma», admite la joven sueca. Preguntada sobre si los políticos son los principales responsables de la crisis climática -e incluso si deberían ser procesados por ello- Thunberg se mostró moderada y subrayó que «no podemos echar la culpa individualmente a los líderes, es el sistema el que está mal».
Sobre el año de activismo que ha protagonizado, afirmó que pese a las huelgas y llamadas a la acción «las emisiones globales (de gases de efecto invernadero) no han bajado, así que seguimos en la casilla de salida y necesitamos hacer más, sólo estamos rascando la superficie». Ante las críticas que ella y su movimiento están atrayendo en algunos sectores políticos, Thunberg subrayó que «en parte es una positiva señal de que estamos creando impacto, lo que a algunos les hace sentirse amenazados ».