José Francisco Fernández Belda - Viviendo en San Borondón

El gasto en injerencia internacional

Tratan de satisfacer su ideología partidista a cargo del tesoro público

José Fco. Fernández Belda

En todas las autonomías españolas, y también en Canarias, hay grupos políticos hacen gastos difícilmente justificables con dinero público, aludiendo a que son para ayuda a terceros países o zonas en conflicto, cuando en realidad son pura injerencia improcedente en asuntos internacionales y sobre todo para desarrollar con fondos públicos una particular visión política de conflictos ajenos.

En la legislatura que está corriendo, el Cabildo Insular de Gran Canaria se ha empleado con más ahínco que nunca en este tipo de tareas relacionadas con la toma de partido en conflictos que muy poco tienen que ver con Canarias , pero que son muy del gusto ideológico de los grupos políticos gobernantes.

Nada habría que decir, tan solo cabría discrepar o no de sus visiones, si no utilizaran medios y dinero público para ese tipo de gastos y de propaganda, ajenos por completo a los intereses y deseos de los ciudadanos a los que debieran gobernar con más dedicación y esmero. El Cabildo no es, gracias a los cielos, la ONU, por más que pretenda representar a los desheredados.

Ya se ha comentado en otras ocasiones, la decisión adoptada en el Cabildo por todos los grupos políticos , con la única y vergonzante abstención del Partido Popular, de sumarse al BDS contra Israel en apoyo, proclamaron, de la causa palestina. De nada les sirvió a todos los políticos presentes, sin excepción, que tribunales superiores y parlamentos de varios países, entre otros Francia, Canadá, Reino Unido o EEUU, hayan declarado esta campaña de “boicot, desinversiones y sanciones” como racista y judeofóbica y hayan dictado resoluciones que condenan al Movimiento BDS por ser “uno de los principales medios para la difusión del antisemitismo y la eliminación del estado judío”.

Los que apoyan esta discriminación no lo hacen en defensa de palestinos ni de dos estados para dos pueblos, lo hacen, y así lo manifiestan, para expulsar a los judíos de Israel y del mundo si pudieran. Así lo declara expresamente la carta fundacional de los palestinos de Hamás.

Lo importante para ellos era apoyar a una hipotética Palestina, aunque de forma tan vaga y sectaria que no logran saber a qué y a quienes se están refiriendo, si a los de Gaza, aterrorizados y sometidos por los terroristas de Hamás, o a los de Ramalla en Cisjordania. A los de Fatah, por su corrupción y por ocupar ilegítimamente el poder al no querer convocar elecciones, los de Hamás los están asesinando. Unos y otros saquean los fondos de ayuda internacional olvidando a los mal llamados refugiados. Sería bueno saber a qué grupo palestino, alguno manifiestamente declarado terrorista, apoya el Cabildo de Gran Canaria y cuánto dinero dedican a esa injerencia sin duda sectaria.

Y otro de los casos que ya se prolonga demasiado en el tiempo, es el apoyo sistemático al Frente Polisario que desde siempre profesan estos grupos que ahora gobiernan el Cabildo. Como ya antes se dijo, cada persona y cada grupo político puede democráticamente apoyar cuantas causas estime convenientes acordes con la ideología que les es propia.

Cosa distinta es que ese apoyo no solo sea moral sino también gastando fondos públicos —a mi entender malgastando—, para financiar programas y actos que beneficien solo a una de las partes del conflicto. Sufragan gastos de viajes, propaganda y similares en detrimento de los pueblos a los que dicen representar, el canario y el saharaui. Con las diferencias que sean necesarias, es un caso muy similar al apoyo que prestan a la causa mal llamada palestina.

La ayuda internacional institucional debiera ser, a mi entender, una competencia exclusiva del Ministerio de Asuntos Exteriores y no de cada una de las autonomías, cabildos o ayuntamientos, que disparando cada uno con pólvora ajena , no suman esfuerzos, sino que se dilapida y se diluye el gasto en el mantenimiento de estructuras administrativas y viajes de políticos. El esfuerzo que hacen los contribuyentes, no los políticos, resulta manifiestamente mejorable.

Por último, es evidente, que ciertos apoyos institucionales a organizaciones muy politizadas no representan el deseo del pueblo canario como sus mentores dicen, sino solo a satisfacer su ideología partidista a cargo del tesoro público. El pueblo es una cosa, el partido político otra.

Como muestra un botón. La Asociación Canaria de Solidaridad con el Pueblo Saharaui convocó una concentración en solidaridad con una huelga de hambre en apoyo a los presos políticos saharauis (eso dicen ellos que son) de Geim Izik, que logró reunir a 18 personas , según puede verse en las fotos publicadas por Acfipress.

Se incluyen en esa “multitud” a los políticos cabildicios habituales. Por cierto, Carmelo Ramírez advirtió a los empresarios canarios de la improcedencia y el peligro de invertir en el Sahara no controlado por el Polisario por si se renovara la guerra que a la desesperada, por estar perdiendo apoyos y donaciones de fondos, decidieran reanudar los dirigentes polisarios. Las víctimas de este politiqueo, como siempre, los saharauis en este caso, los palestinos en el otro anteriormente comentado. Los beneficiarios, siempre los políticos de aquí y de allá.

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