Los 'fósiles' de la destrucción volcánica en La Palma
Bajo las coladas de lava del volcán sin nombre de Cumbre Vieja quedaron sepultados tres barrios, El Paraíso, Las Manchas y Todoque, seis meses después algunos de sus vestigios siguen recordando lo que fueron
« No son fósiles, son las tejas de una casa» . Así ha explicado el equipo de fotógrafos de I Love The World los restos de la vida que aún se cuelan entre la lava que sepultó tres barrios en La Palma.
Han pasado más de seis meses desde que la tierra se abrió en Cabeza de Vaca pero la vida sepultada por el volcán aún permanece suspendida en el tiempo. Ya solidificada, la lava tiene las muestras del paso de los equipos de la UME, posiblemente un 4x4, sobre las coladas aún incandescentes, y parte de chimeneas asoman por encima del manto negro.
Estos fósiles recuerdan « el dolor de una familia que vio desaparecer sus recuerdos» y las marcas de neumáticos »hablan de equipos de emergencia tratando de ayudar» en los momentos más críticos. Así lo narra Alfonso Escalero, uno de los profesionales del equipo, que sigue manteniendo un lazo directo con la isla para el libro que prepara 'Otras historias del volcán' que contará experiencias emotivas, «muchas muy duras y otras esperanzadoras».
Alguna señal de tráfico o cartel resiste al calor de la lava, derretida pero en pie, como también alguna casa, con el volcán en la puerta como la de Amanda o la de Delia Bakaikoa. Coches calcinados en el camino, enterrados en ceniza, farolas que sucumbieron al peso y la furia del volcán.
Han pasado seis meses , pero el dolor y la destrucción se han petrificado en la Isla Bonita. Ante esta situación, los profesionales de la psicología denuncian la falta de medios para atender la salud mental de los afectados.
Sufrimiento psicológico
Estefanía Martín es una de las psicólogas que desde el comienzo de la erupción, primero con el Colegio de Psicología, y ahora con el Ayuntamiento de Los Llanos, atiende a personas damnificadas. Elizabeth López y Noelia Capote, quien ha ofrecido de manera altruista sus servicios a damnificados, a los que entiende como nadie porque su familia también perdió propiedades por las coladas de lava, están de acuerdo en la misma idea: hace falta más ayuda .
Así lo han expresado durante un debate telemático organizado por el grupo de opinión La Palma Opina, en el que las tres coincidieron además en que la buena o mala gestión de las administraciones públicas con las ayudas y las medidas de recuperación socioeconómica pueden acortar o prolongar el sufrimiento psicológico de los afectados y, por tanto, facilitar o dificultar que puedan superar los síntomas postraumáticos que experimentan muchas personas.
«Para que se recuperen las personas afectadas es necesario que se genere confianza en las instituciones y en las autoridades porque si no el golpe es doble: perder sus propiedades y además el sentimiento de abandono«, ha explicado Elizabeth López.
En esta misma línea, Estefanía Martín, que ve cómo la gente «ha pasado de la tristeza a la rabia y a sentirse abandonada» porque «notan que ya su problema no interesa y sienten incertidumbre con las administraciones públicas«. Ahora que han quitado a parte de la plantilla de psicólogos que atendían a la gente en la emergencia, el sentimiento de soledad y desamparo es cada vez mayor.
El operativo con voluntarios puesto en marcha con el Colegio de Psicología con una subvención del Gobierno canario, llegó a atender a 3.500 personas de los tres municipios del Valle de Aridane, pero este proyecto acabó en diciembre pasado. A pesar de que el servicio fue asumido posteriormente por el Ayuntamiento de Los Llanos, y también se optó por contratar a través del Plan Extraordinario de Empleo a algunos psicólogos esta es «una medida claramente insuficiente para atender la creciente demanda en la «isla» ha explicado Martín.
Problemas con el sueño, tristeza y ansiedad
Los síntomas postraumáticos que presentan los afectados del volcán sin nombre, como ha señalado Estefanía Martín, son principalmente dificultades con el sueño, tristeza, rabia, ansiedad . Además, muchas personas se dan cuenta de que la erupción volcánica ha sido «solo la punta del iceberg, pues arrastraban problemas psicológicos anteriores a la erupción».
«La mayoría de las personas afectadas desarrollará un trastorno grave y pueden ser muchos teniendo en cuenta que fueron 7.000 los evacuados», ha advertido la psicóloga. En este sentido, puede haber distintos niveles de afectación y que haya quienes sufran consecuencias somáticas de este sufrimiento psíquico: «Con el estrés y la ansiedad continuos, los niveles de cortisol son muy elevados y de ahí vienen los problemas de piel, digestivos, con el sueño o la alimentación» , afirmó. «El cortisol es esa hormona que se activa cuando estamos en peligro para poder huir, y vivimos en una sociedad contaminada por cortisol», ha detallado.
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