«Esto es lo más parecido a ser un refugiado, pero en tu tierra»
Avalancha de solidaridad de la sociedad ante el desastre del Volcán de Cumbre Vieja
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En el polideportivo Severo Rodríguez están desbordados por la solidaridad de la sociedad ante el desastre del Volcán de Cumbre Vieja. Más de medio centenar de voluntarios trabajan sin descanso desde hace día y medio, organizando ropa, zapatos, colchones, mantas, toallas, comida de animales, productos de farmacia , higiene, juguetes, carritos de bebé, sillitas de coche, cunas, comida, bebida, sábanas, electrodomésticos, estanterías y hasta vajilla.
La solidaridad llega desde todos los rincones de La Palma, de Canarias y de la Península y el teléfono no para de sonar. «¿Qué puedo hacer?», esa es la pregunta que más se escucha hoy a través de la línea telefónica . Elena Paiz, concejala de Los Llanos y coordinadora del punto de donación, asegura que esto «ha sido impresionante, no damos abasto».
Ya en el centro de acogida para evacuados los servicios del ayuntamiento han desplegado a sus psicólogos , ahora la ayuda emocional es fundamental. Serán ellos y ellas los que, familia por familia, elaboren un listado de lo necesario para cada persona. «Lo que no tengamos aquí, lo compramos», y es que desde que han habilitado una cuenta de Bizum para hacer donaciones, el flujo no ha parado.
Una mano amiga
Fran Aguiloche es voluntario de Cáritas, y ahora la situación le devuelve lo que lleva años dando , una mano amiga. Ha sido evacuado preventivamente de su casa en Puerto Naos y, con dos maletas y mucha incertidumbre , tomó rumbo a casas de amigos donde le han cedido un sofá. «Yo suelo estar al otro lado, ayudando en cosas como estas y ahora soy yo el que necesita ayuda», y no ha tardado en recibir el apoyo de sus seres cercanos y no tan cercanos. Se ha acercado al polideportivo a acompañar, pero está dispuesto a ponerse de inmediato a organizar donaciones . «Quiero hacer algo, si aquí hacen falta manos yo pongo las mías para lo que haga falta».

Desde el domingo, Fran no siente más que incertidumbre y miedo , además de un gran dolor por lo que están pasando los palmeros que han tenido la desgracia de vivir en el camino del volcán. «Esto es lo más parecido a ser un refugiado, pero en tu tierra».
Ahora se siente «tremendamente aliviado» porque le han adelantado que su hogar no está en la trayectoria imparable de las coladas de lava hacia el mar . La noticia le cayó como del cielo, se siente muy afortunado. «Cerrar la puerta de casa, con lo imprescindible y no saber si volverás, en qué estado estará cuando regrese o si estará », porque la opción de que no haya a donde volver existe.
Cada minuto llegan más voluntarios, más apoyo, camiones, coches, furgonetas cargadas… y mientras el teléfono sigue sonando. Ahora lo que más hace falta son manos para organizar las donaciones , porque la avalancha de lava se habrá comido parte del municipio, pero no la solidaridad de su gente.
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