Santiago Díaz Bravo - Confieso que he pensado
La vía dormida
La propuesta ha supuesto la apertura de la veda
Y finalmente lo dijo. Probablemente sin fe y sabedor de que sus palabras iban a gozar de una escasa repercusión en su sempiterno rival, pero lo dijo: por qué no ir de la mano en comunidades, ayuntamientos y donde fuera menester . Y en ese momento un escalofrío recorrió la espina dorsal de los nacionalistas, porque la histórica incapacidad de sus rivales para ir en comandita, salvo en casos excepcionales, es lo más valioso para ellos. Y aspiran a que lo siga siendo. Ellos son lo que son porque los otros jamás han logrado ser lo que podrían ser. Nada tienen más claro que eso.
Que lo propuesto llegue a materializarse no parece fácil, porque la oferta de Rajoy, a todas luces surgida de la desesperación de quien ve cerradas todas las vías, no parece disfrutar de una amable acogida por parte de los actuales dirigentes socialistas. Pero ahí va a quedar, dormida, y aun en el caso de que finalmente Pedro Sánchez y sus adláteres pacten con Podemos, la opción de dar marcha atrás y recordarle al PP su ofrecimiento siempre será un recurso . Y se trata de una gran diferencia, porque dicha alternativa jamás había existido.
En las próximas semanas saldremos de dudas acerca de las posibilidades reales de que PP y PSOE lleguen a entenderse en las Cortes, y entonces podríamos comprobar hasta qué extremo ambas formaciones estarían dispuestas a tomar la palabra al mismísimo Rajoy y hacerse fuertes, de forma conjunta , en aquellas plazas donde una de ellas lo necesitase.
La propuesta ha supuesto la apertura de la veda, y el paso del tiempo puede allanar el camino para que populares y socialistas, socialistas y populares, se decidan a retomarla. Si Sánchez e Iglesias se alían, el panorama no va a ser fácil para ninguno de ellos. Las formaciones a las que representan están lejos de poder considerarse bloques compactos vacunados contra las divergencias y las rupturas. Si a ello se suma la posibilidad real, esta vez sí, de que se produzca una renovación completa en la cúpula del PP, los argumentos de quienes defienden el pacto se consolidarían, y entonces los nacionalistas se pondrían a temblar de nuevo . Esta vez con más razón.
Unos y otros han reconocido siempre que la posibilidad de un acuerdo de gobierno en el Parlamento de Canarias dependía de lo que dijesen los grandes jefes, de que por un motivo u otro decidiesen que había llegado la hora de variar el monótono paisaje político del archipiélago , acaso la región que, absurdo sistema electoral de por medio, más previsible se muestra legislatura tras legislatura. Nada volvería a ser igual.