Beatriz Morales - Islas al Gusto
La decisión más valiente
Vemos la hermosura de estar vivo cuando obramos con humanidad

Donar órganos es un gesto envidiable que demuestra solidaridad, compromiso con el otro y valentía ante decisiones cruciales. Crear vida a través del rescate de otra que podría haberse llegado a perder conforma un gran gesto de gratitud con un precio casi inigualable: una admiración pura y sincera, y un regalo que se conforma de un milagro hacia alguien. En un mundo tan deshumanizado merece la pena recordar el Día Mundial del Trasplante por engrandecer la humanidad de las acciones más sacrificadas y demostrar que incluso lo que más abunda, el desapego y la ignorancia, no es lo único que tenemos ni tampoco emborrona la más importante de las excepciones: crear y donar frente a quitar existencia.
La belleza de la creación no solo se metaforiza en el primer llanto, en la primera mirada cómplice materno-filial o en la última despedida que engloba un análisis melancólico y racional de los intentos, aciertos y experiencias vitales antes del último respiro característico de la antesala de la muerte; también vemos la hermosura de estar vivo cuando obramos con humanidad y ofrecemos una parte de nosotros mismos en forma de oportunidad para seguir saboreando la vida.