Condenado a cuatro años de prisión por abusos sexuales continuados a su sobrina menor de edad

Los hechos ocurrieron en la isla de Gran Canaria entre los meses de julio y diciembre de 2016

Javier Alonso Gutiérrez

La sección segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria ha condenado a un varón de 48 años a cuatro años y un día de prisión por un delito de abusos sexuales que cometió, de manera continuada, con su sobrina de dieciséis años entre los meses de julio y diciembre de 2016 . Según recoge la sentencia, el acusado realizaba tocamientos a los genitales y pechos de la menor de edad -a la que a veces llegaba a desnudar por completo- e incitando a su sobrina a tocar los suyos.

El acusado c omenzaba los hechos como un juego con el que “enseñaba a la menor a hacer el amor” y decía que “era un secreto entre ellos dos”, asegurándose de que la joven no le contara nunca nada a nadie. Este suceso ha dejado huella psíquica en la menor, que precisa un seguimiento por los Servicios de Salud Mental con el fin de que estos pierdan dejar secuelas que “afecten a su desarrollo psicosexual”. Por ello, el condenado deberá abonar una multa de 30.000 euros a los representantes de la menor en compensación por los daños morales.

Los hechos fueron denunciados después de que la niña le contara lo ocurrido a su madre, quien se entrevistó con el acusado antes de visitar los juzgados para que le reconociera los hechos. Sin embargo, a pesar de haberlo hecho con la madre de la víctima, una vez detenido y en declaraciones al Juzgado de Instrucción, se negó a declarar y no reconoció los hechos como veraces.

En ellas, admitió haber estado en contacto con las drogas entre los 15 y los 20 años, aunque afirmaba “haberlo dejado”, si bien reconoció haber pasado por una depresión y estar medicado para calmar sus nervios y poder dormir. Asimismo, indicó que no era él quien incitaba a su sobrina, sino que era la menor quien entraba en su habitación y se colocaba encima de él “mientras se hacía el dormido” hasta que se “despertaba” y le recriminaba a la menor “que eso no estaba bien”, momento en el que “ella se marchaba enfadada”.

Todo ello en vano, pues en el acto del juicio oral reconoció haber mentido y haber cometido los hechos de los que se le acusaba, siendo condenado -además de los cuatro años y un día de prisión- al pago de los 30.000 euros de indemnización y la prohibición de acercarse a la menor a menos de 500 metros, así como ponerse en contacto con ella por ninguna vía.

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