Comprender la sanidad de Canarias es más fácil de lo que crees

José L. Jiménez

La colocación de una valla publicitaria contra la Administración canaria y que puede costar menos de 3.000 euros ha puesto medio «en jaque» esta primera semana de diciembre la capacidad de reacción de los gestores de la sanidad insular. Ha sido el enésimo ataque del populismo en la islas y donde se confunde diagnóstico con pronóstico.

Para realizar esta información, publicada el sábado 8 de diciembre de 2018, no se habló previamente, tampoco se pidió después, con gabinete alguno de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias. Las palabras del consejero proceden de una conferencia que dio en Santa Cruz de La Palma y en Garachico (Tenerife). Otros contenidos de este mes de diciembre, tras el despiece, proceden de Efe y registro mercantil.

José Manuel Baltar cumple en enero de 2019 dos años de consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias. Lo que quiere el titular autonómico que controla el Servicio Canario de Salud es que la gente en las islas recupere el orgullo de sistema regional. «Le ponemos cadenas de titanio a ancianas de 92 años, ponemos marcapasos a personas con 83 años y nadie lo cuestiona». Su lema es «grandes estrategias, pequeños detalles».

La mayor desventaja que se ha encontrado es proceder del sector privado es la pérdida de operatividad. Todo lleva una mecánica administrativa que merma la agilidad en las respuestas. Este 2018 el director del SCS, Conrado Domínguez, ha ejecutado un concurso para respiradores de servicios de UCI de casi seis millones euros.

Las casas comerciales se habían denunciado entre ellas y, en ese lío jurídico, se han perdido dos años. En todo ese proceso lento, miles de observadores lanzan filtrasciones, datos no concluyentes y ponen piedras en el camino alimentando una percepción negativa.

Mientras toda esa guerra de guerrillas existe en la calle, al despacho de Baltar llegan misivas de gente que muere en oncología. Antes de fallecer, hay pacientes que mandan cartas de puño y letra agradeciendo el tratamiento humano que han recibido de médicos y enfermeros. Es un escenario donde hay MIR que no quieren ir a quemarse a la isla de Lanzarote, donde la vivienda es carísima por el alquiler vacacional y la autoestima profesional se hunde con tanto ruido en los medios insulares.

«Para atrás no se puede ir y hay planteamientos con ciertos aires chaviztas, dantescos, pero populismo a cualquier precio, no», afirma Baltar. «¿Por qué fallamos?», se pregunta el consejero que dirige un departamento que, cada día, manda diez notas de prensa. A su juicio, la calidad del sistema se debe comprender desde un pacto político, social y mediático que genere ese «orgullo» por tener esa sanidad que tanto valoran los turistas de larga residencia en Canarias.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación