Chema Ayaso - Adrede

Centenario de un canario de proyección universal

Es necesario proyectar y difundir la figura de Fernández de Bethencour

Chema Ayaso

Hace apenas una semana, este periódico publicaba un artículo sobre la conmemoración que "la República universal de las Letras" estaba llevando a cabo por el centenario de dos figuras indiscutibles de la cultura española: don Miguel de Cervantes y don Félix Rubén García Sarmiento - Rubén Darío -.

Pero en este año también reluce el centenario de las letras y la cultura en Canarias y lo hace en la figura y obra de don Francisco Fernández de Bethencourt , erudito canario de proyección universal: periodista, escritor, historiador, político, genealogista y heraldista.

Fernández de Bethencourt era conejero pues nació en Arrecife, ciudad capitalina de la isla de Lanzarote, el 27 de julio de 1850. Sus padres fueron el sevillano don Francisco Ramón Martínez Delgado, capitán de la marina mercante, y la lanzaroteña doña María de la Concepción de Béthencourt-Ayala y Mujica. Pero sería en Gran Canaria donde comenzó la carrera eclesiástica que sin embargo terminó abandonando pues se trasladó a La Laguna, Tenerife, para matricularse en la facultad de Derecho , carrera que también dejó para dedicar todos sus esfuerzos al periodismo y la investigación histórica.

En 1874 fundó el periódico La Lealtad, de corta vida. Y fue precisamente en la Ciudad de los Adelantados -toponimia con la que también se conoce a San Cristóbal de La Laguna-, donde se inició en las investigaciones genealógicas.

Entre sus obras más destacadas y por las que sin duda es recordado y reconocido internacionalmente, podemos encontrar el Diccionario histórico, biográfico, genealógico y heráldico de la Provincia; Anales de la Nobleza de España; Les Ordres de Chevalerie en Espagne; La Genealogía y la Heráldica en la Historia (discurso de su entrada en la Real Academia de Historia de España en 1900), La Corona y la nobleza de España; Historia Genealógica y Heráldica de la Monarquía Española; Casa Real y Grandes de España Nobiliario -de la que se publicaron diez tomos y quedó inconclusa- y, con tan sólo 28 años, el Blasón de Canarias que, revisado y actualizado por una junta de especialistas coordinados por el profesor y editor Juan Régulo en los años 50 del pasado siglo, pasó a denominarse Nobiliario de Canarias escrito en cuatro tomos.

Si a tenor de su obra pudiera interpretarse que centró su interés en la aristocracia -por la que, casi en exclusiva y por distinta motivación, mostraba interés-, de lo que no queda ninguna duda es que la rigurosidad y exhaustividad de sus trabajos marcaron el camino de una nueva escuela de investigación con la introducción del método de Borel , propio de la escuela francesa, lo que finalmente desembocó en la genealogía como estudio de la familia.

Como no podía ser de otra forma, el conjunto de la bibliografía de nuestro más ilustre conejero, no sólo lo llevó a ser considerado como el fundador de la historia genealógica moderna sino que marcó indefectiblemente su biografía pues le abrió las puertas, en primer lugar de la Real Academia de Historia en donde fue recibido como miembro el 29 de junio del año 1900 para hacer lo propio en 1914 con las de la Real Academia Española de la Lengua; aunque mucho antes, debido su inquietud intelectual, la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife lo nombró socio de número en sesión celebrada el 11 de julio de 1870.

Entre 1890 y 1903 ejerció como diputado y senador. Pero además se hizo merecedor de honores y distinciones tales como Gentilhombre de Cámara otorgado en el año 1895 por la Reina regente Mª Cristina. Unos años más tarde, en 1898 el Rey de Portugal le concedió la Gran Cruz de la Orden de la Concepción de Villaviciosa y ese mismo año fue nombrado presidente de Honor del Consejo Heráldico de Francia. Falleció en Madrid a las once de la noche del 2 de abril de 1916.

Por lo que hemos recogido en estas líneas, y por muchas otras motivaciones e iniciativas, es que a partir de la celebración del II Encuentro de Genealogía Gran Canaria, se iniciaron una serie de conversaciones entre asistentes, organizadores y representantes de las entidades de la organización que concluyeron en la necesidad de proyectar y difundir la figura de Fernández de Bethencourt y su obra mediante la conmemoración del centenario de su fallecimiento (1916-2016), y la organización de una serie de eventos nacionales e internacionales, con la intención de darle el reconocimiento que se merece ante la sociedad canaria , española en internacional a alguien que como él, vivió para llevar su pasión, la genealogía, más allá de nuestras fronteras.

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