Bildu logra poner el foco en el GAL y convertir a ETA en víctima del PSOE «represor»
Consigue que se institucionalice el discurso con el que justificaban el terrorismo en los 80

Las cesiones del PSOE de Pedro Sánchez a los herederos políticos de ETA han facilitado que el mundo abertzale consiga institucionalizar el discurso con el que, en los años 80, justificaba el terrorismo frente al Gobierno «represor» del socialista Felipe González.
Salvo para el autoconsumo de los radicales, aquel discurso no cuajaba en una sociedad víctima del terror etarra. Indignaba al Gobierno, a la oposición y a una ciudadanía que asistían, semana tras semana, al sanguinario zarpazo de ETA.
Bildu es la sucesora de Herri Batasuna (HB), la histórica marca que en aquellos años actuaba como obediente 'brazo político' de los pistoleros etarras. Y basta echar un vistazo a los documentos de la 'política' proetarra para comprobar la similitud con el discurso que logra institucionalizar ahora, gracias a la nueva Ley de Memoria que ha pactado con Sánchez. Ilustrativo de estas similitudes es lo que decía, en enero de 1985, un informe de HB titulado «Análisis de la coyuntura política en Euskadi». Hacía casi un decenio que había muerto Franco, más de siete de la entrada en vigor de la Constitución, y la democracia española estaba consolidada. ETA seguía matando y HB decía, en sintonía con la macabra lógica etarra, que eso era una legítima «lucha» frente a la «salvaje represión» de la que era víctima el «Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV)». En el mismo documento, ETA era definida como «organización armada y vanguardia del proceso», la lucha por una Euskadi socialista (comunista) a golpe de balas y bombas.
«Con la socialdemocracia en el Gobierno, se adopta una línea represivo-policial», clamaba. Sin ápice de censura al terrorismo etarra, banda ensalzada por HB, el mismo documento cargaba exclusivamente contra las acciones practicadas contra ETA. Para el mundo abertzale las víctimas eran las de ETA y el mundo abertzale. Y no había terroristas en las cárceles sino «presas y presos políticos», una parte del discurso que sigue manteniendo, a pies juntillas, la actual cúpula abertzale, trufada de antiguos etarras.
La «cal viva» de Iglesias
Bildu, liderada por Sortu –sucesora de la ilegalizada Batasuna–, exige ahora como prioridad 'política' la excarcelación de los etarras que permanecen cumpliendo condena por terrorismo. Sigue atacando a la Transición democrática y al régimen constitucional de 1978, y exprime el victimismo abertzale respecto al GAL. Explota su discurso sobre la guerra sucia contra el terrorismo, como en marzo de 2016 hizo el líder fundador de Podemos, Pablo Iglesias, para atacar al PSOE. Fue en el debate de la fallida investidura de Pedro Sánchez. «Felipe González –espetó Iglesias– tiene el pasado manchado de cal viva», en alusión a los asesinatos de Lasa y Zabala por parte de los GAL. Apenas tres años antes, Pablo Iglesias había elogiado a los abertzales y a la propia ETA por su «visión» política en contra de la Transición. Lo hizo durante una charla en una herriko taberna de Pamplona.
La alusión a la «cal viva» contra el PSOE revolvió a la bancada socialista en el Congreso aquel 2 de marzo de 2016. Los diputados del PSOE se sintieron insultados. Con gesto grave, Sánchez censuró al entonces líder de Podemos. Eran los tiempos en los que al dirigente socialista «le quitaba el sueño» un posible gobierno de coalición con la formación morada. Dos años después, en 2018, Sánchez se abrazaba a los votos de Podemos y de Bildu para instalarse en La Moncloa, moción de censura mediante. Tras las generales de noviembre de 2019, en enero de 2020 estrenaba Gobierno de coalición con Unidas Podemos y reeditaba su entendimiento parlamentario con los abertzales, a los que ahora convierte en coeditores del relato de la democracia a la que ETA trató de derrotar a sangre y fuego.