Dos años y un día... de «pena» mediática

Han pasado exactamente dos años y un día entre la comparecencia de Doña Cristina ante el juez instructor del caso Nóos, José Castro , y el reinicio del juicio de dicha causa, que se ha producido este martes, con la Infanta sentada finalmente en el banquillo de los acusados. Aquel 8 de febrero de 2014 pocas personas podían intuir o prever cómo acabaría la instrucción del caso Nóos o si la Infanta seguiría como imputada una vez finalizada la primera fase del proceso.

La expectación mediática ante la prevista declaración de Doña Cristina ante Castro fue entonces inmensa, con la presencia de unos 350 periodistas de 90 medios de todo el mundo. Los cronistas y los columnistas más populares y reconocidos de los principales medios se desplazaron también hasta Mallorca, rivalizando todos ellos en ingenio y en ironía a la hora de escribir sus distintos artículos. Casi todo parecía entonces susceptible de ser contado con humor, ya fuera la concentración de protesta convocada por la Unidad Cívica por la República o la decisión de algunos vecinos de la zona de alquilar sus balcones a precios astronómicos, por no decir casi galácticos.

Uno de los asuntos de mayor debate en los días previos a aquel 8 de febrero fue el de intentar dilucidar si Doña Cristina bajaría o no a pie la popularísima rampa ubicada en la entrada lateral de los Juzgados centrales de Palma . Finalmente, se optó por una decisión intermedia, casi salomónica. La Infanta llegó en coche, si bien el vehículo se detuvo en el centro de la explanada situada al final de la rampa. De ese modo, Doña Cristina recorrió varios metros a pie hasta llegar a la puerta del edificio. La Infanta saludó entonces a los periodistas presentes en los Juzgados y también sonrió un poco, tanto a su llegada como a su salida.

Han pasado exactamente dos años y un día desde entonces. La instrucción acabó hace ya varios meses y este martes se ha reanudado el juicio del caso Nóos, en la Escuela Balear de la Administración Pública (EBAP) , ubicada en el palmesano Polígono de Son Rossinyol. Este martes, la expectación mediática seguía siendo muy grande, si bien ahora ya no hay rampa, ni cronistas, ni balcones alquilados, ni manifestantes. Tampoco existe ya en la capital balear la placa de la «Rambla de los Duques de Palma de Mallorca», que curiosamente fue retirada también un 8 de febrero, pero de 2013. Ni siquiera la ciudad se llama ahora igual que entonces, pues el nuevo tripartito que gobierna en el consistorio ha decidido que la denominación oficial del municipio sea sólo «Palma».

Muchas cosas han cambiado desde aquel 8 de febrero de 2014, en que Doña Cristina empezó a padecer la denominada «pena» mediática, que continuará a lo largo de los próximos meses. Pero este martes, al menos, hemos visto a la Infanta sonreír de nuevo un poco, tímidamente, como ocurrió también entonces.