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Zaragoza parchea con 200.000 euros su vetusto estadio de La Romareda
Arrancan unas mínimas obras de urgencia, quince años después de que se decidiera la construcción de un nuevo estadio que al final quedó en nada

Esta semana arrancan las obras de urgencia para reparar La Romareda . Son unos trabajos de mínimos, los que un estudio encargado meses atrás por el Ayuntamiento de Zaragoza determinaron que eran los más necesarios para garantizar la seguridad y la conservación esencial de este veterano estadio que se inauguró el 8 de septiembre de 1957 y que, por tanto, está a punto de cumplir 59 años. Tiene capacidad para 35.000 espectadores .
Las obras que ahora se emprenden las abonará el Ayuntamiento, pero con el ánimo de no ser él quien las acabe pagando. El gobierno municipal que dirige Pedro Santisteve ya ha dejado claro que la factura se la pasará luego al Real Zaragoza, que es quien considera que debe hacer frente a estos gastos, pese a que el estadio es propiedad municipal.
Este parcheo de La Romareda se prevé que se prolongue durante entre dos y tres meses, lo que significa que la temporada de liga arrancará con el campo todavía en obras. En cualquier caso, se da por hecho que las afecciones serán mínimas para el funcionamiento ordinario del estadio. Los trabajos se concentrarán en la cubierta este y en los anclajes de las torres de iluminación.
Son unas obras para salir del paso, después de que en quince años el Ayuntamiento haya sido incapaz de ponerse de acuerdo en un proyecto de renovación integral del estadio o de sustitución por uno nuevo.
La Romareda -o su sustitución- se han visto enfangadas en todo este tiempo por las disputas políticas . Ha sido cuestión de enfrentamiento en más de una ocasión, y esas divergencias entre partidos no solo han impedido sacar adelante un proyecto en profundidad -bien de renovación integral del actual campo, bien de construcción de otro nuevo-. La consecuencia ha sido un gasto multimillonario pese a que no se tocó un ladrilo en todo ese tiempo.
Despropósitos en cadena
Hace quince años, con gobierno municipal del PP, se apostó por «jubilar» La Romareda, destinar sus suelos a nuevos usos urbanísticos y construir otro estadio a las afueras de la capital, en Valdespartera. El proyecto se le encargó y pagó al arquitecto Ricardo Bofill , pero nunca se realizó, porque cuando el socialista Juan Alberto Belloch accedió a la Alcaldía dio carpetazo a la idea de sus antecesores.
Luego Belloch impulsó un ambicioso proyecto de reforma de La Romareda, pero el proceso acabó en los tribunales y el Ayuntamiento se vio forzado -judicialmente- a paralizar las obras cuando ya se habían adjudicado. Aquello costó otros 2,1 millones de euros en compensaciones a Acciona y Sacyr por la rescisión del contrato que había firmado con estas constructoras.
Frustrado este intento, Belloch planteó otro: construir un estadio nuevo. Pero ni siquiera llegó a proyectarse. Y de nuevo se volvió al origen, a considerar una reforma en profundidad de La Romareda. Se analizó y se determinó que, para llevarla a cabo de forma óptima, harían falta entre 19 y 25 millones de euros; como mínimo, entre 10 y 15 millones para hacer una remodelación más modesta . Pero tampoco se acometió y, de momento, La Romareda tiene que conformarse ahora con un remiendo de 200.000 euros , mientras el Real Zaragoza afronta su tercera Liga consecutiva en Segunda División.