Política

PSOE y Podemos tumban 19 millones de euros para limpiar el Ebro y prevenir sus devastadoras riadas

La coalición de Gobierno rechaza la enmienda presentada por el PP para recuperar la capacidad de desagüe del río, cuyas reiteradas inundaciones asfixian la economía de los pueblos ribereños

Vecinos de Pradilla de Ebro desplazándose en barca por sus calles, durante una inundación Fabián Simón
Roberto Pérez

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La limpieza en profundidad del río Ebro tendrá que esperar, un año más , y van muchos. PSOE y Podemos acaban de tumbar en el Congreso la enmienda presentada por el PP para destinar en 2021 un total de 19 millones de euros a obras de limpieza y dragado del cauce, imprescindibles para devolver a este gran río la capacidad de desagüe que ha ido perdiendo lustro tras lustro y que han disparado la frecuencia con la que se producen inundaciones.

Mientras tanto, los afectados de los pueblos ribereños en Navarra, La Rioja y Aragón calculan que las riadas que se han producido en los últimos 30 años han dejado pérdidas de 1.000 millones de euros . Y la factura suma y sigue, mientras la Administración cierra el grifo a las inversiones para prevenir esos desbordamientos: en 2018, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) contemplaron una partida de 7 millones de euros para limpiar en profundidad el Ebro, pero ha quedado sin ejecutar .

La frecuencia con la que se producen inundaciones en el Ebro ha ido a más en las últimas décadas. Así, hubo devastadoras riadas en 2003, 2007, 2013, 2015 y 2018 , que dejaron una factura de más de 300 millones de euros en pérdidas . Además, a esas graves inundaciones hay que sumar otros episodios de desbordamiento, de menor intensidad pero también dañinos, que se han sucedido también en estos últimos 20 años y que han dejado también su particular factura de pérdidas en producciones agropecuarias, infraestructuras públicas y privadas.

Más inundaciones con menos agua

La falta de un mantenimiento adecuado del cauce ha provocado que ahora haga falta mucho menos caudal para generar un devastador desbordamiento del Ebro. Así lo confirmaron, hace tiempo, las estadísticas de caudales e inundaciones que constan en los registros de la propia Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Baste un ejemplo: el 2 de enero de 1961, el Ebro necesitó pasar con 4.130 metros cúbicos por segundo para alcanzar los 6,3 metros de altura en Zaragoza; a primeros de marzo de 2018, el Ebro alcanzó en Zaragoza los 6,1 metros de altura con 2.610 metros cúbicos por segundo. Es decir, prácticamente la misma bravura, pese a llevar un caudal un 37% inferior.

Vista aérea de tierras y propiedades anegadas por las desbordadas aguas del Ebro F. S.

Los datos confirman que este gran río ha perdido capacidad de desagüe. Cabe menos agua. Y eso hace que los desbordamientos sean más frecuentes. Riadas que antes no pasaban de ser crecidas, ahora son inundaciones aseguradas. Lo denuncian desde hace años los habitantes de los pueblos ribereños del tramo aragonés del Ebro, hartos de ver cómo se suceden las inundaciones por falta de limpieza y dragado del cauce, y cómo esas inundaciones asfixian su sector agropecuario, fuente esencial de vida en estos municipios.

El hartazgo llegó a tal punto que los habitantes de estos pueblos, se unieron hace años en una plataforma de damnificados por el Ebro. Se llama Asafre , siglas de Asociación de Afectados por las Riadas del Ebro . En las últimas horas ha denunciado públicamente lo que consideran un nuevo despropósito: tumbar la enmienda que hubiera garantizado una multimillonaria inversión para acometer el plan de limpieza en profundidad que requiere el cauce del Ebro.

Sobreprotección ambiental

Lo que antaño eran tareas ordinarias -las limpiezas y dragados-, hace tiempo que se convirtieron en algo extraordinario o incluso inexistente desde que se redobló la protección medioambiental del cauce . Hace 20 años, cuando el PSOE enarboló con entusiasmo la bandera de la «nueva cultura del agua» , promovió un endurecimiento de la normativa ecologista sobre el cauce del Ebro al amparo de la Red Natura 2000.

Pedro Sánchez y Javier Lambán, en marzo de 2015, posando ante las inundaciones del Ebro junto a otros dirigentes socialitsas. Fue en vísperas de las elecciones autonómicas y municipales de aquel año F. S.

Aquello marcó un antes y un después, como recuerdan los más directamente afectados. Los dragados quedaron prohibidos en la práctica, y cuando tocaba hablar de limpiar el Ebro -si quiera para parchear los problemas- el asunto se convertía en una patata calietne que se iban pasando entre las administraciones estatal y autonómica.

Ante la tozudez del desastre provocado por inundaciones cada vez más frecuentes, en los últimos años el PSOE optó por prometer de nuevo acciones de protección para los pueblos ribereños. El propio Pedro Sánchez, en marzo de 2015, recorrió estos municipios aragoneses para prometer medidas. Fue tras otra devastadora riada y en vísperas de las elecciones autonómicas y municipales.

Propuesta tumbada para 2021

Cinco años después de aquel ribereño paseo de Sánchez, los hechos han tumbado otra oportunidad para acometer un plan de limpieza en prufundidad en el cauce del Ebro. La propuesta llegó en forma de enmienda a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2021, promovida por el PP, pero ha sido tumbada por el PSOE y Podemos, los socios de gobierno de Pedro Sánchez y coaligados, también, en el Ejecutivo regional que preside el socialista Javier Lambán.

Desde Asafre han criticado que, una vez más, se les niegue la protección que demandan para mantener vivos sus pueblos, su agricultura y su ganadería, azotada por las repetidas inundaciones. Y lamentan que el Gobierno prefiera indemnizar a prevenir los daños. Además, los afectados recuerdan que las indemnizaciones no son una solución real: no cubre el golpe socioeconómico que provocan las riadas y, además, acostumbran a ser abonadas con excesiva tardanza.

Municipios condenados

El presidente del PP en la provincia de Zaragoza y portavoz popular de Agricultura en las Cortes de Aragón, Ramón Celma , tampoco entiende la cerrazón del Gobierno a afrontar el problema de las riadas con medidas preventivas eficaces. «Está comprobado que cada dos años o dos años y medio se producen riadas que dejan graves daños en la agricultura ribereña del Ebro, un sector que supone el 65% del PIB en estos territorios de Aragón», indica Celma.

Este dirigente del PP insiste en que, sin un plan de limpieza en profundidad del cauce del Ebro, se condena a esos municipios. «No solo son las pérdidas que provocan las inundaciones, es también la depreciación de esas tierras agropecuarias y la asfixia al medio principal de vida de todas esas localidades», indica. «No se puede estar pregonando contra la despoblación y, luego, cuando toca aplicar medidas reales, dar la espalda a los afectados . En la ribera del Ebro, no limpiar el río es condenar a la despoblación a ese territorio», subraya Ramón Celma.

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