Cuentas públicas

Perder habitantes sale caro

Calatayud ejemplifica el problema: le cuesta más de 600 euros cada uno de los 934 vecinos que ha perdido en un año

La localidad zaragozana de Calatayud mantiene un pleito contra el INE por los censos de población Fabián Simón

Roberto Pérez

Perder habitantes cuesta dinero. Lo saben bien ayuntamientos como el de Calatayud , ejemplo de lo caro que sale ver cómo se reduce el censo, sobre todo si la caída supone descender un peldaño en los tramos de población con los que el Estado fija las ratios de reparto de fondos a las corporaciones locales.

Según los últimos datos certificados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), Calatayud ha perdido en solo un año 934 habitantes . Además de lo que supone la cifra en sí para una ciudad que ronda los 20.000 vecinos, esa caída tiene una repercusión añadida: Calatayud ha dejado de ser ciudad de más de 20.000 habitantes y eso le ha llevado a entrar en otro baremo de reparto de fondos estatales, el que rige para poblaciones de menos de esa cifra.

El resultado es que por transferencias del Estado va a pasar a percibir este año 551.000 euros menos que el pasado, en una ciudad cuyo presupuesto municipal ronda en total los 21 millones. Así que, solo por este concepto, cada uno de esos 934 vecinos que ha perdido Calatayud le va a costar a su ayuntamiento -y, por ende, a la ciudad- 590 euros anuales.

Pero esto es solo una parte del coste. A eso hay que sumarle lo que ingresarán de menos las arcas comunes de los bilbilitanos por todos esos ciudadanos que han dejado de contribuir a dicha caja común. Hay 934 menos en el censo de contribuyentes, de los que pagan impuestos y tasas municipales. Así que, teniendo en cuenta esto, el coste se dispara por encima de los 600 euros por cada uno de los vecinos perdidos .

Podría pensarse que, a menos habitantes, también menores serán los costes de los servicios públicos que se prestan para mantener la ciudad. Pero la cuenta no es así: la merma de ingresos supera con mucho la merma de costes . La razón es sencilla: en una población como Calatayud, de unos 20.000 habitantes, que haya mil más o mil menos no ahorra significativamente en grandes servicios públicos como el de la limpieza viaria y recogida de basuras, el del agua potable -con el consiguiente mantenimiento de infraestructuras-, el del alumbrado, o el que conlleva el mantener abiertos equipamientos públicos como los deportivos.

Las consecuencias económicas que puede tener para un municipio la pérdida de población explica el ímpetu que un ayuntamiento como el de Calatayud está poniendo en discutir las cifras oficiales de habitantes que ha certificado el INE. Tanto que el Consistorio ha emprendido un pleito judicial contra este organismo: el Ayuntamiento sostiene que las cifras del INE no son correctas, que la población real de Calatayud ronda los 22.000 habitantes, y no los menos de 20.000 que les reconocen oficialmente en el censo.

Pero, mientras tanto, las cuentas públicas de la ciudad tienen que apretarse el cinturón, porque -mientras se espera qué ocurre con el pleito con el INE- este año el Ayuntamiento tendrá que apañárselas con 551.000 euros menos que le va a dar el Estado en el marco de las transferencias que anualmente entrega a los consistorios para contribuir a su financiación. Por eso, el de Calatayud acaba de aprobar una retención de créditos por importe de más de medio millón de euros . Es un dinero que estaba consignado en las partidas de gastos de los presupuestos municipales de este año, pero ahora queda declarado como de no disposición. Todo ello para no correr el riesgo de acabar el año con un indigesto descuadre entre ingresos y gastos.

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