Sucesos

Las peculiares «campanadas» de dos escaladores atrapados en el Pirineo

Los expertos de la Guardia Civil lograron ponerlos a salvo justo cuando España celebraba el fin de año

Los Mallos de Riglos, zona en la que se produjo el rescate de los dos escaladores franceses Fabián Simón

R. P.

Justo cuando España despedía 2016 con las doce campanadas, dos escaladores respiraban aliviados tras ser rescatados por la Guardia Civil en un pico de la zona de los Mallos de Riglos , en el Prepirineo oscense, después de horas de frío, niebla, noche cerrada y agotamiento.

Es una de las anécdotas que dejó la llegada de 2017. Al final quedó en un susto, con final feliz. Y en un episodio más a anotarse en el día a día de los equipos de rescate de montaña de la Guardia Civil, acostumbrados a practicar rescates en condiciones extremas, aunque algo nada común justo en esas horas de fin de año y entrada del nuevo.

El aviso lo recibieron a las 18:20 horas del día 31. El responsable del refugio de Riglos (Huesca) llamó al 062 de la Guardia Civil. Comunicó que dos escaladores se encontraban realizando la escalada por la vía denominada «Zulú Demente», en el Mallo de La Visera, y que habían quedado atrapados. No podían continuar con normalidad y la situación había tomado visos de evidente peligro.

Inmediatamente se puso en marcha un equipo de rescate de montaña de la Guardia Civil de Huesca. Contactaron telefónicamente con uno de los escaladores, quien confirmó que se encontraban en serios apuros. Estaban ilesos, pero muy apurados por la niebla, el frío y el cansancio. Temían no ser capaces de hacer cima.

Los expertos de la Guardia Civil les orientaron por teléfono, les dieron ánimos y les aconsejaron cómo realizar el último tramo de ascenso que les quedaba para poder llegar a la cima. A la par, los rescatadores ya estaban de camino a la zona. Cuando llegaron, tras una hora a pie en duras condiciones, descendieron por esta pared rocosa hasta encontrarse con los dos escaladores, un hombre y una mujer franceses de 65 y 40 años, respectivamente.

Lo primero que hicieron fue darles caldo caliente, agua y comida para que recuperaran fuerzas. Después, ascendieron con ellos hasta la cima, a la que llegaron exactamente a las doce de la noche del día 31. Desde allí descendieron por un sendero y, a las 02:00 horas del día de Año Nuevo, dieron por finalizado el rescate, con los dos escaladores ilesos.

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