SOCIEDAD
Otros núcleos expropiados en busca de futuro
Son muchos los pueblos oscenses que tratan de ser rehabilitados tras años de abandono. Esco, Tiermas, Jánovas o Bubal son algunos de ellos
![Jánovas](https://s3.abcstatics.com/media/espana/2015/12/24/JANOVAS--620x349.jpg)
Esco, Tiermas, Ruesta, Jánovas o Búbal son algunos otros pueblos oscenses que hace décadas fueron expropiados para la construcción de pantanos. Los vecinos se vieron obligados entonces a abandonar sus casas y poco a poco estos municipios quedaron completamente deshabitados. Años después son varias las iniciativas para tratar de recuperarlos. En todos los casos, detrás se encuentran los antiguos propietarios de las casas o sus descendientes que quieren recuperar lo que un día tuvieron que abandonar sus padres.
En el caso de Jánovas se expropió para poner en marcha un pantano que nunca llegó a construirse. Sus vecinos también llevan años luchando en los tribunales para recuperar sus casas. La CHE ha revertido los terrenos y el Gobierno de Aragón se comprometió a subvencionar la rehabilitación del pueblo. Hasta ahora han sido los vecinos los que con su propio dinero han ido recuperando algunas de las edificaciones , como por ejemplo la escuela o alguna vivienda. Esperan las ayudas públicas que servirán, por ejemplo, para construir los accesos o llevar el agua y la luz.
Búbal sí que ha contado con dinero público para su recuperación. En este caso, forma parte, desde 1984, del Programa de Recuperación de Pueblos Abandonados en el que participan el Gobierno de Aragón, el Ministerio de Educación y Ciencia, el Ministerio de Medio Ambiente y el Ministerio de Vivienda. Décadas de trabajo han permitido rehabilitar la mayor parte del pueblo, incluida su iglesia parroquial de San Martín, que data del siglo XVIII.
Búbal es también en estos momentos un enclave educativo en el que se desarrolla el Programa de Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados. El objetivo es continuar con su recuperación, pero también se busca acercar a los jóvenes a la forma de vida de un pueblo, conocer cómo era la vida en este pequeño rincón el Valle de Tena. Cada año el Gobierno de Aragón oferta unas 200 plazas para estudiantes que quieran colaborar en su rehabilitación.
En Esco la historia es similar, aunque en su caso nunca ha llegado a estar deshabitado del todo. Una familia de pastores ha vivido durante todas estas décadas en el pueblo. Son Félix Guallar y sus tres hijos. El patriarca falleció hace cinco años.
En este pueblo de la Jacetania, a mediados del siglo XIX había 34 casas y 172 habitantes. En 1900 estaba habitado por 200 personas; en 1940, había 260; en 1953, lo hacían 253; y en 1968, todavía quedaban 78 vecinos. A partir de esa fecha se produjo el total abandono, quedando solo cuatro pastores. Esco fue abandonado mayoritariamente en los años 60, al verse afectado por la construcción del pantano de Yesa, que anegó sus mejores tierras.
En el año 1959 comenzó el llenado del pantano de Yesa y la historia de este pequeño pueblo cambió para siempre. Hasta entonces los habitantes de Esco habían vivido de la agricultura y ganadería. Las huertas estaban situadas en las riberas de los ríos Aragón y Esca, eran tierras muy ricas que se dedicaban al cultivo de cereal y de la vid. Mientras, la zona más alta, se destinaba a los ganados, principalmente ovejas y vacas.
El pantano anegó la tierra más productiva y el Estado ofreció a sus vecinos la posibilidad de comprarles sus casas y sus tierras para que emigraran a las grandes ciudades en busca de un futuro que allí no iban a encontrar. Se desalojaron tres pueblos, Esco, Tiermas y Ruesta, y se movilizaron unas 1.500 personas.
Aun así, en Esco se siguió viviendo hasta la década de los setenta. Había escuela, a la que acudían los niños de Tiermas. El último nacimiento en Esco en aquellos años tuvo lugar en el año 1965 , fue una niña. A partir de ahí comenzó su ocaso.
Poco a poco todos los vecinos fueron abandonando sus casos y el pueblo cayó en el olvido. Las casas y los edificios se vinieron abajo por el paso de los años y el pueblo también fue víctima del expolio, como ocurrió en muchos de los pueblos abandonados.
En 1999 un grupo de vecinos decidieron poner en marcha una asociación para reconstruir Esco , siguiendo el ejemplo de otras localidades en situación similar. Su objetivo es luchar por recuperar sus casas y rehabilitar el pueblo.