Tribunales

Ocho años para un menor por un brutal parricidio en Zaragoza: quemó vivo a su padre

Le roció alcohol, le prendió fuego, dejó que se abrasara y huyó de casa. La víctima tenía mermadas sus facultades físicas

Estado en el que quedó la vivienda familiar en la que se produjo el parricidio DPZ

R. P.

Un adolescente ha sido condenado a ocho años de reclusión en un centro de menores, por un espeluznante parricidio. El hombre, de 60 años, tenía las facultades físicas mermadas. Su hijo le roció con alcohol, le prendió fuego y se marchó de casa mientras su padre se abrasaba y gritaba desesperadamente pidiendo ayuda. El crimen ocurrió el pasado 5 de enero, en la localidad zaragozana de Chiprana. En los últimos días ha visto la luz la sentencia.

El joven tenía 16 años cuando quemó vivo a su padre . Ahora ha sido condenado por asesinato, con las agravantes de parentesco y ensañamiento . La pena que se le ha impuesto es la máxima que contempla la legislación española para un asesinato cometido por un menor de edad. Con 25 años estará de nuevo en la calle, aunque la misma sentencia ha establecido que a partir de entonces estará sometido a cinco años de libertad vigilada.

En el fallo se da por probado que este adolescente arrastraba un largo historial de episodios agresivos contra los miembros de su familia y que ese carácter violento lo sufrió de lleno su padre desde que el joven se fue a vivir con él a Chiprana. El pasado 5 de enero se desató una nueva discusión entre padre e hijo que acabó conduciendo al brutal asesinato que da por probado el fallo dictado por el juzgado de Menores número 1 de Zaragoza.

Según la sentencia, el joven zarandeó a su padre, de 60 años, que tenía movilidad reducida por las secuelas que le habían dejado dos ictus. Lo tiró sobre el sofá de casa, cogió una botella de alcohol, se lo derramó por encima, le prendió fuego y se marchó de la habitación. Dejó a su padre envuelto en llamas. El incendio se propagó por la vivienda y el joven saltó por una ventana . Los gritos del hombre pidiendo ayuda se oían desde la calle, mientras las llamas devoraban también la casa.

Cuando llegaron los bomberos se encontraron a la víctima tendida en el suelo, con graves quemaduras e intoxicado por inhalación de humo. Al parecer, mientras iba en la ambulancia había dicho a los sanitarios que su hijo le había echado alcohol y le había prendido fuego . Un par de semanas después murió en el hospital Miguel Servet de Zaragoza.

El joven, por su parte, acabó imputado penalmente por asesinato unos meses después, tras una investigación que destapó que no había sido un incendio doméstico accidental sino un crimen. Ahora ha sido condenado a ocho años de reclusión y a otros cinco de libertad vigilada por esos hechos.

Durante su internamiento, será sometido a tratamientos para intentar corregir su conducta. Los informes periciales recogidos por la sentencia indican, en cualquier caso, que el joven no presenta trastornos mentales, no tiene mermadas sus facultades y es perfectamente consciente de sus actos .

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