Arte sacro
El obispo de Barbastro estalla contra el de Lérida por el «ultraje» de los «bienes de la Franja»
El nuevo recurso presentado por el obispo ilerdense para no devolver 111 obras de arte indigna al obispo de Barbastro: «Trato de apaciguar, pero cada vez resulta más difícil», advierte el prelado aragonés
«Ultraje», «humillación» o «escándalo» son algunos de los calificativos con los que el obispo de Barbastro (Huesca), Ángel Pérez Pueyo, ha descrito públicamente el hartazgo que siente ante las maniobras del prelado de Lérida, Salvador Giménez , para no devolver 111 obras de arte aragonesas que llevan décadas retenidas en suelo catalán en contra de sus legítimos propietarios. Son los conocidos como «bienes de la Franja» , una colección valorada en 8 millones de euros . Tanto la justicia canónica como la civil han sentenciado, reiteradamente que ha de ser devuelta a las parroquias aragonesas a las que pertenecen esas piezas.
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Las sentencias vaticanas y los dictámenes de la jurisdicción eclesiástica han sido sistemáticamente ignoradas por la Diócesis de Lérida desde hace más de 10 años . En este litigio, el Obispado ilerdense ha actuado en sintonía permanente con las autoridades civiles catalanas, con el telón de fondo del independentismo . De hecho, los «bienes de la Franja» permanecen retenidos en el Museo de Lérida, cuyo patronato está controlado por la Generalitat con el concurso activo de la Diócesis ilerdense y de otras instituciones civiles.
El Obispado de Lérida no se siente libre
Ante la negativa a cumplir las sentencias vaticanas y la negativa catalana a devolver los «bienes de la Franja», el Obispado de Barbastro decidió buscar amparo en la Justicia civil. Eso derivó en un juicio que sentó ante el juzgado al obispo de Lérida a mediados de 2019. El juzgado de Barbastro dictó sentencia, dio la razón a la parte aragonesa y ordenó al obispo de Lérida la inmediata devolución de esas 111 obras de arte. Entre otras pruebas que avalaban la propiedad aragonesa de esas piezas, el juzgado tuvo en cuenta los documentos y manifestaciones en los que, durante años, el Obispado de Lérida reconoció que esas obras pertenecían a Aragón.
Sin embargo, ahora, para esquivar la orden de devolución, el obispo de Lérida ha promovido un recurso de apelación en el que alega que aquellos reconocimientos no fueron expresados en libertad . Dice que se emitieron por «obediencia debida». El recurso promovido por el obispo de Lérida, por tanto, apunta directamente a una supuesta falta de libertad en el seno de la Iglesia ante una cuestión que, por otra parte, ha sido reiteradamente juzgada y sentenciada tanto por tribunales eclesiásticos como civiles.
«La gente está muy quemada»
Esta nueva maniobra ha indignado al obispo de Barbastro. Su hartazgo lo ha trasladado a una carta que ha hecho pública a través de la web de las diócesis aragonesas, Iglesia en Aragón. En ella afirma sentir «sorpresa y pesadumbre» ante lo alegado por el obispo de Lérida, y censura que hable de falta de libertad. «En la Iglesia he encontrado siempre una institución libre y abierta, por eso me causa una enorme tristeza que la diócesis de Lérida, tras haber reconocido en varias ocasiones la propiedad aragonesa de los bienes, alegue ahora falta de libertad», indica el prelado aragonés.
«La gente no concibe este despropósito y me lo hace llegar constantemente. Está muy quemada , pues son 25 años de espera, en los que tanto la justicia eclesiástica como la civil ha dictaminado que esos bienes deben volver a las parroquias aragonesas», indica Pérez Pueyo.
Dice el prelado de Barbastro que siempre se ha esforzado por tender puentes y evitar conflictos, pero reconoce que la actitud de la Diócesis de Lérida no facilita la conciliación. «Trato de apaciguar para que reine la comunión (...), tender puentes también con nuestros vecinos y hermanos. Pero cada vez resulta más difícil. Es tan grande y creciente el “escándalo”, en palabras de muchos católicos, que la situación se torna insostenible», lamenta.
Ante este nuevo «despropósito», el obispo de Barbastro insta al de Lérida a que «recapacite, con respeto, y cierre este doloroso capítulo, para no seguir ahondando en la humillación y ultraje de quienes solo están reclamando lo que es suyo. Es cuestión de dignidad y justicia».