La mina de la discordia entre Aragón y Navarra
Una empresa pretende explotar una mina de potasa, con una inversión de 267 millones de euros. Las posibles afecciones y los beneficios económicos dividen a defensores y detractores
Una mina de potasa, a caballo entre Aragón y Navarra , se ha convertido en motivo de discordia. Y es que en la Comunidad aragonesa son muchas las dudas que se plantean en torno al impacto ambiental y las repercusiones sísmicas que tendrá. La mina ocupará 230 hectáreas de terreno y se extraerán en torno a dos millones de toneladas, la mitad de potasa y la otra mitad de sal sódica.
El proyecto está liderado por la empresa Geoalcali , que pretende explotar una mina de potasa dentro de los términos municipales de Undués de Lerda y Urriés (Aragón) y Sangüesa y Javier (Navarra). Este proyecto parte de unos estudios realizados en la década de los 80 que recientemente se han completado con otros nuevos.
La inversión inicial rondará los 267 millones de euros y la empresa estima que se crearán, de forma escalonada, 500 puestos de trabajo directos y 900 indirectos cuando la mina esté en pleno funcionamiento. En la fase inicial de construcción, en torno al primer año y medio de vida, el número de contrataciones directas puede alcanzar los 1000 puestos de trabajo.
La fase de explotación está previsto que comience en torno al último trimestre de 2017 y el tiempo de vida estimado para el proyecto será de más de 45 años. La mina dejaría, vía impuestos, más de 137 millones de euros en las administraciones públicas navarras. Y es que la sede se ubicaría en Sangüesa.
Con estas cifras económicas sobre la mesa, desde Navarra son varias las voces que defienden el proyecto. Aún así, el Gobierno navarro ha presentado diez alegaciones y está a la espera de conocer la respuesta.
Sin embargo, en Aragón hay muchos recelos respecto a su viabilidad social y ambiental. De hecho, desde el Gobierno regional muestran «serias dudas» sobre el futuro de este proyecto. Uno de los aspectos que más preocupa es la cercanía de la mina con el embalse de Yesa, que en estos momentos se está ampliando.
Un informe elaborado por el Ejecutivo aragonés detecta una serie de «deficiencias» en el proyecto. El estudio destaca que las instalaciones mineras requerirían de la construcción de un nuevo vial por el que circularían hasta 39 camiones a la hora en determinados meses. Además, habría que poner en marcha una línea de alta tensión y la mina tendría una demanda de agua de 819.784 metros cúbicos al año.
El informe señala que la actividad minera generaría molestias durante la fase de explotación por polvo, ruidos y vibraciones en la localidad de Undués de Lerda, situada a menos de 300 metros del área de explotación. Además, desde Aragón aseguran que la empresa promotora del proyecto, Geoalcali, no tiene en cuenta los riesgos sísmicos de la zona ni a las repercusiones que podrían derivarse de la explotación.
«El proyecto implica que el empleo y la actividad económica se genera en la parte navarra mientras que la extracción, el transporte y lo residuos se quedan en la parte aragonesa», aseguran desde el Gobierno. De ahí que las dudas sobre su viabilidad sean muchas.