Cultura

La batalla por los «bienes de la Franja» entre Aragón y Cataluña cumple 25 años enredada en los juzgados

El conflicto, en el que la Generalitat ha sido parte activa, mantiene enfrentados en los juzgados a dos obispados por 111 obras de arte valoradas en más de 8 millones de euros

Museo de Lérida, donde siguen retenidos los «bienes de la Franja» y donde en 2017 tuvo que entrar la Guardia Civil para rescatar y devolver a Aragón los «bienes de Sijena» Inés Baucells
Roberto Pérez

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Hace justo 25 años, el 15 de junio de 1995, la Santa Sede ordenó que las parroquias aragonesas que pertenecían a la Dióceisis de Lérida pasaran a integrar la de Barbastro-Monzón (Huesca). Es decir, se decidió que el mapa eclesiástico se acomodara al sociológico y al político. El problema es que las parroquias pasaron, pero no su rico patrimonio artístico, una valiosa colección conocida como «bienes de la Franja» -en alusión a la «franja» aragonesa limítrofe con Cataluña-. Se trata de 111 obras de arte de esas parroquias oscenses, valoradas en más de 8 millones de euros .

Un cuarto de siglo después, esas obras de arte siguen sin haber vuelto a las parroquias aragonesas a las que pertenecen ni al Obispado de Barbastro-Monzón. El litigio cumple 25 años enredado en los juzgados , tras un accidentado proceso en el que se ha mezclado la, religión, la ley canónica, la civil y la política del nacionalismo catalán .

Eso sí, en el último año el asunto ha dido un giro sustancial. Después de más de 10 años en los que la Iglesia no ha hecho cumplir sus propias sentencias que dieron la razón a Aragón, el caso acabó en los juzgados civiles. En este asunto, la incapacidad de las autoridades eclesiásticas para cumplir con sus propias sentencias forzó a que el caso acabara en los juzgados civiles con una estampa inusual: tres obispos discutiendo ante un juez la propiedad de 111 obras de arte de multimillonario valor.

Tras aquel inusual juicio, el pasado diciembre el juzgado de Barbastro sentenció que esas obras de arte deben volver a sus dueños, a las parroquias aragonesas.

La sentencia tumbó las pretensiones catalanas defendidas por el Obispado de Lérida y apoyadas activamente por la Generalitat. Quedó probado que esas 111 obras de arte han sido ilícitamente retenidas en el Museo de Lérida -donde siguen estando- y que deben ser devueltas a Aragón, como ocurrió en diciembre de 2017 con otra colección en disputa, los «bienes de Sijena».

Los tribunales canónicos, poco efectivos

A lo largo de estos 25 años, atrás han quedado numerosas sentencias y órdenes de la jurisdicción eclesiástica que, pese a dar la razón a Aragón, quedaron en papel mojado. El nacionalismo catalán instalado en la Generalitat ha hecho de los «bienes de la Franja» una causa propia, al punto de desplegar estrategias de objetivo coincidiente y compartido con la Diócesis de Lérida.

La sentencia del juzgado de Barbastro, en buena parte, ratifica lo que en su día determinaron ya los juzgados canónicos: que los «bienes de la Franja» no son una colección de arte de Cataluña -como pretendió la Generalitat-, que el Obispado de Lérida nunca adquirió la propiedad de esas obras de arte, que ningún derecho de propiedad ostenta tampoco sobre ellas la Administración catalana, que siempre han estado en el Museo de Lérida en calidad de depósito y que, al haberlas reclamado sus dueños legítimos, deben serles devueltas. Deben volver a Aragón.

Esa sentencia del juzgado de Barbastro, sin embargo, ha quedado en punto muerto de forma temporal. Tras el revés judicial, Cataluña optó por plantear un conflicto jurisdiccional que va a demorar el trámite. No se prevé que tenga consecuencias prácticas en el fondo del asunto, pero sí contribuye a seguir dilatando el proceso legal, porque pasan varios meses hasta que se pronuncia el Tribunal de Conflictos Jurisdiccionales: aún no ha resuelto este recurso que la parte catalana presentó el pasado enero.

Después, cuando este recurso quede salvado, Cataluña podrá recurrir la sentencia de Barbastro haten la Audiencia de Huesca. Y, si sigue peridendo, puede intentarlo ante el Tribunal Supremo. Pero, mientras tanto, el Obispado de Barbastro-Monzón puede exigir la ejecución provisional de la sentencia, igual que ocurrió con los «bienes de Sijena» . Es decir, que mientras siguen adelante los recursos, se haga efectiva la sentencia provisional y se les entreguen ya esas 111 obras de arte.

Pero, mientras tanto, el caso sigue enredado en los juzgados, en un litigio eternizado. Ya ha pasado un cuarto de siglo, y pasarán varios años más hasta que quede totalmente zanjado.

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