El radical cambio de imagen del antisistema juzgado por el «crimen de la bandera»
Para el juicio por asesinato, Rodrigo Lanza ha cambiado sus trenzas rastafaris por el pelo corto y repeinado. Se ha quitado los múltiples aros y pendientes que poblaban sus labios y orejas. Y, en vez de pañuelo palestino, americana y camisa clásica
Rodrigo Lanza , juzgado esta semana por asesinato, es un conocido antisistema que cultivaba la estética al compás de su ideología ultraizquierdista y okupa . Pero al juicio en el que se enfrenta a un petición de condena de 25 años por asesinato se ha presentado con una imagen totalmente distinta. Tanto, que costó reconocerlo cuando apareció en la sala de vistas donde esta semana se le juzga por el conocido como «crimen de la bandera» o «crimen de los tirantes». Al lado de su abogado defensor, su estética encajaba más con la de un modoso pasante que con la del persistente y radical activista de espeso historial policial que tiene en su haber.
Siendo todavía un veinteañero, Rodrigo Lanza fue condenado a cinco años de cárcel por dejar tetrapléjico a un policía local en Barcelona durante unos disturbios. Tras salir de la cárcel se afincó en Zaragoza, donde siguió prodigándose en círculos y actividades antisistema. Y poco después, el 8 de diciembre de 2017, en un bar zaragozano, agredió mortalmente a un hombre al que -según las diligencias y los escritos de acusaciones y Fiscalía- consideró un «facha» -a su víctima le gustaba llevar unos tirantes con los colores de la bandera de España-.
Durante todos estos años, el antisistema acompañó su estética al discurso radical. Su imagen era inconfundible , pero ha renunciado a ella de forma no menos radical para el juicio . Este lunes se presentó en la Audiencia de Zaragoza con un apurado afeitado, despojado de los múltiples aros y pendientes que poblaban sus orejas y labios, con sus largas trenzas rastafaris cortadas y sustituidas por el pelo corto y repeinado con raya al lado . Y, para rematar, atuendo anodinamente clásico, que contrasta con la ropa que acostumbraba a vestir en sus apariciones y en su día a día. Entre otros atuendos, en su día solía llevar pañuelo palestino. En el juicio, sin embargo, se presentó con americana y una camisa clásica, convenientemente abotonada .
El cambio radical de su imagen fue tan rotundo que, por unos instantes, incluso algunos de los periodistas gráficos que acudieron a captar su imagen en la sala de vistas dudaron que fuera él. Entre los presentes, no faltaron quienes preguntaron a quien tenían al lado para asegurarse de que era Rodrigo Lanza. Hubo quienes tuvieron que dedicar un rato para mirar con detenimiento para confirmar que, efectivamente, se trataba del antisistema acusado de asesinato, que ahora tiene 35 años y cuyo abuelo fue un alto mando de la dictadura de corte fascista que desplegó en Chile el general Augusto Pinochet .
Ahora, durante el juicio, de la antigua estética antisistema de Rodrigo Lanza no hay ni rastro, más allá de las oquedades de sus orejas y labios , las perforaciones antes surcadas por múltiples aros y pendientes de variadas formas.
La imagen elegida ahora para el juicio entronca de lleno con la versión que cimienta la estrategia de su defensa : en contra de los escritos de las acusaciones, los informes policiales y lo que apuntó la autopsia, Rodrigo Lanza insiste en que atacó a su víctima porque se sintió amenazado, que actuó en defensa propia, afectado por el alcohol y por un estado de pánico, y que sufrió un «cortocircuito» mental por miedo. Dice que ni quería matar a Víctor Laínez, de 55 años, ni que fuera consciente de que lo dejó agonizando en el suelo. De ahí -se justifica- que se fuera de allí y no reparara en prestar ni en pedir ayuda para su víctima.
La Fiscalía y las acusaciones, sin embargo, hablan de un crimen cometido con brutalidad, ejecutado por la espalda y culminado en el suelo, con la víctima ya vencida.
Fiscalía y acusaciones piden para Rodrigo Lanza una condena de 25 años de cárcel por un delito de asesinato agravado por motivos ideológicos. Su abogado defensor, sin embargo, pide que sea absuelto y que, en caso contrario, se le apliquen las eximentes de trastorno mental transitorio, legítima defensa, miedo insuperable y estar bajo los efectos el alcohol.
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