Tribunales
Lanza «sabía lo que estaba haciendo», afirman los psicólogos forenses en el «crimen de los tirantes»
Descartan la tesis del «cortocircuito» mental que sostiene la defensa del antisistema
Los forenses que analizaron las circunstancias psicológicas del antisistema Rodrigo Lanza tras el «crimen de los tirantes» coincidieron a señalar este viernes, durante el juicio, que el acusado era consciente de sus actos cuando atacó mortalmente a Víctor Laínez en un bar de Zaragoza . Estos estudios, basados entre otros aspectos en evaluaciones y entrevistas personales con el acusado, se han ido realizando meses e incluso años después del día del crimen, el 8 de diciembre de 2017.
A la víctima le gustaba llevar unos tirantes con los colores de la bandera de España . Cuando Lanza y quienes le acompañaban entraron en el bar, al verlo se refirieron a él como un «fascista» . Poco después el antisistema fue hacia él, intercambiaron unas palabras, y pasado un rato le agredió. Según la autopsia y los testigos que había en el bar, ajenos al grupo de Lanza, el antisistema le atacó por la espalda y, tras dejarlo sin sentido en el suelo, le propinó una brutal retahíla de puñetazos y patadas. Lo dejó moribundo, con el cráneo reventado, y se marchó.
El abogado del antisistema, Endika Zulueta , basa su línea de defensa en dos argumentos principales: el primero, que Lanza solo le dio a su víctima un golpe «defensivo» y que el fallecido se reventó el cráneo al caer; y que el ultraizquierdista sufrió un «cortocircuito» mental por «pánico», coadyuvado por una abundante ingesta de alcohol, lo que le impidió ser consciente de los hechos.
El primero de los argumentos, el del golpe «defensivo», fue rechazado el miércoles por los forenses que le practicaron la autopsia, cuya reconstrucción clínica del ataque coincide con la versión que dieron la víspera tanto el dueño del bar como el grupo de jóvenes que estaban en el local.
Y, este viernes, los psicólogos y psiquiatras forenses que realizaron los informes oficiales encargados por orden judicial rechazaron la segunda línea argumental de Zulueta, la de que Lanza sufrió una reacción de «cortocircuito» por «pánico» .
Impulsivo, no miedoso
En los informes forenses se indica, entre otros aspectos de la personalidad de Lanza, no está precisamente el de ser una persona miedosa. «No tiene propensión al miedo más de lo normal, lo que sí tiene es una alta reactividad emocional e impulsividad» , explicó la psicóloga forense Cristina Andreu.
Antes que Andreu, los primeros en contradecir esa tesis de la defensa fueron los forenses Juan Antonio Cobo y Pilar del Ruste. En su declaración ante el tribunal, Cobo destacó este viernes que, tras ocurrir el crimen, en las entrevistas que fueron realizando a Lanza fue capaz de relatar los hechos con considerable detalle, de forma plenamente ordenada. Y ese relato, a tenor de los datos aportados por el resto de forenses, lo ha mantenido el acusado con el paso del tiempo.
Cobo y Del Ruste indicaron que, si cierto que Lanza había bebido mucho alcohol esa noche -no hay analíticas que lo confirme científicamente, como advirtieron las acusaciones-, aún así solo cabría hablar de una «mínima» afectación de la voluntad, pero no de merma de sus facultades cognitivas.
En relación con esto mismo, las psicólogas forenses del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) Cristina Andreu y Victoria Mínguez, indicaron igualmente que los estudios que practicaron al acusado a lo largo de los meses no apuntó ningún indicio que permita pensar que no sabía lo que hacía cuando atacó mortalmente a su víctima. A preguntas de la acusación particular, Cristina Andreu fue rotunda al asgurar que, «en nuestra opinión, el elemento cognitivo no se vio afectado, él sabía lo que estaba haciendo».
«Sabía distinguir el bien del mal»
«Atendiendo al relato secuenciado que da [de cómo dice él que sucedieron los hechos], no hay amnesia, refiere una conducta muy organizada, relata que salió del bar, que cogió la bicicleta, que fue a pedir hielo para ponérselo en la mano, que luego se fue a casa...», advirtió Andreu durante el juicio. Esta misma psicóloga forense respondió también con un rotundo «sí» cuando el abogado de la acusación le preguntó si el antisistema, cuando cometió la mortal agresión, «sabía distinguir el bien del mal» .
Durante las testificales de este viernes, la acusación particular también sembró la duda sobre la validez del relato de hechos que Lanza hace en su defensa –que se sintió amenazado, que se defendió ante una supuesta navaja que nunca apareció y que solo propinó a su víctima un golpe «defensivo»-.
El abogado de la acusación preguntó si esa versión la ha podido fabricar artificialmente Lanza para falsear la realidad y eludir la condena por asesinato. A esa pregunta, la psicóloga forense Cristina Andreu contestó que sí cabe que sea un relato inventado. El psiquiatra Pau Pérez, fichado para este proceso por el abogado de Lanza, trató de contrarrestar esta apreciación de la psicóloga forense y aseguró en dar plena credibilidad al relato del antisistema.
Los peritos de la defensa
Los peritos aportados por el abogado defensor, Pau Pérez y Andrea Galán, se quedaron solos este viernes, durante el juicio, en su defensa de que Rodrigo Lanza sufrió un «cortocircuito» mental que le impidió tener pleno control y consciencia de sus actos. Ambos peritos aseguraron que el antisistema no presenta un perfil peligroso ni violento. «No existen en él transtornos de personalidad, no presenta rasgos de psicopatía elevados, tiene un bajo riesgo de conductas violentas, no presenta impulsividad ni tendencia a reaccionar de forma ansiosa ante situaciones de amenaza» , resumió Andrea Galán.
Esta perito de la defensa afirmó también que Lanza, con el paso del tiempo tras aquel crimen, presenta un «empeoramiento a nivel de sintomatología postraumática y depresiva». Sin embargo, previamente, la forense Pilar del Ruste había descartado de plano que se le hubiera apreciado el más mínimo indicador de depresión.
El lunes, última sesión para el veredicto
El próximo lunes se retomará el juicio. Se prevé que la del lunes sea la última sesión de la vista. Después será el turno de las deliberaciones del jurado para dictar el veredicto.
Este es el segundo juicio contra Rodrigo Lanza por el «crimen de los tirantes» . El primero se celebró en noviembre del año pasado, también en la Audiencia de Zaragoza y con tribunal del jurado, pero fue suspendido tras apreciarse gruesas anomalías que condujeron a una polémica sentencia. En aquella ocasión, Lanza fue condenado a cinco años de cárcel por imprudencia homicida, no por asesinato.
Cinco años fue también la condena de prisión que se le impuso en 2009, por haber dejado tetrapléjico a un guardia urbano de Barcelona durante unos altercados okupas. Por entonces, Lanza era un veinteañero. Tras salir de la cárcel, este ultraizquierdista de origen chileno, nieto de un almirante que fue alto mando en la dictadura de Pinochet, dejó Barcelona y se afincó en Zaragoza, donde era conocido de las fuerzas de seguridad como activo miembro de círculos ultraizquierdistas, antisistema y okupas, según han constatado también agentes que han declarado en el actual juicio.
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