POLÍTICA
Lambán critica la «insensatez» y la actitud «delirante» de la política catalana
El presidente aragonés cree que se está desafiando al sentido común y a la propia democracia
La relación instituacional entre Aragón y Cataluña ha sido tensa en los últimos años. No han faltado rifirrafes, sobre todo por el conflicto que desde hace años mantienen por la propiedad de multitud de obras de arte eclesiásticas. No es el único contencioso abierto, la lista es larga: manipulaciones históricas para desvirtuar lo que fue el Reino y la Corona de Aragón; rechazo frontal a la apertura de la Travesía Central del Pirineo como gran corredor ferroviario que sirva de alternativa a los pasos transfronterizos monopolizados hasta ahora por Cataluña junto al País Vasco; ridiculización de la ley aragonesa que dejó de considerar el catalán como «lengua propia» de Aragón; conflictos por el control de las aguas del Ebro...
Y nada hace pensar que las cosas vayan a cambiar con el nuevo Gobierno catalán. De hecho, el presidente aragonés, Javier Lambán, se ha mostrado muy crítico con el acuerdo alcanzado entre Junts Pel Sí y la CUP que ha acabado con Puigdemont al frente de la Generalitat. Para Lambán, este acuerdo supone dar «una vuelta de tuerca más a la sinrazón, a la insensatez, a la actitud delirante que está teniendo la política catalana en los últimos tiempos».
Lambán cree que se está desafiando al «sentido común y a la propia democracia» y que se ha consumado lo que desde la celebración de las elecciones catalanas era «previsible»: un gobierno independentista con una hoja de ruta «que aboca a Cataluña a un callejón sin salida y que obliga a un gobierno de España a reaccionar».
El presidente aragonés tiene claro que «solo con la aplicación de la ley este problema no se arregla» y considera que hace falta política, que es lo que ha sido «incapaz de aplicar en estos cuatro años el señor Rajoy, lo que le convierte en cómplice pasivo de haber llegado a esta situación».
La única solución para Javier Lambán es una reforma de la Constitución y considera que las diferencias entre partidos pueden salvarse. «La responsabilidad nos pide alcanzar acuerdos y trabajar para encontrar soluciones a los problemas». Aboga por pensar en España y ser capaces de compatibilizar las convicciones ideológicas y la defensa del interés partidario con la defensa de los intereses de España.