Sucesos
Hallan muertos a dos ancianos en una vivienda de Ejea de los Caballeros
Se trata de un matrimonio de octogenarios que llevaban varios días muertos en el interior de su domicilio
Dos ancianos han sido hallados muertos en su domicilio de Ejea de los Caballeros (Zaragoza). La Guardia Civil indicó que sus cuerpos presentan «signos de violencia» , por lo que la investigación consideró abiertamente la hipótesis del asesinato. Sin embargo, horas después se ha confirmado que esos presuntos signos de violencia no eran tales y que los ancianos murieron por causas naturales, uno tras otro, en un intervalo de horas o de días.
El hallazgo se produjo este miércoles por la mañana. Tras días sin saberse nada de ellos, fueron encontrados muertos en el interior de su vivienda de Ejea.
Los primeros datos -confirmado sluego por la auptopia- apuntaron a que llevaban varios días muertos. Las víctimas son un matrimonio de octogenarios. Sus cuerpos fueron hallados en su vivienda de la calle Mediavilla, en pleno casco histórico de Ejea de los Caballeros. El matrimonio vivía solo en el domicilio, pero tienen familiares en Ejea con los que mantenían contacto regular.
El suceso ha generado consternación en Ejea, capital de las históricas Cinco Villas, una localidad de poco más de 16.000 habitantes situada al norte de la provincia de Zaragoza y cerca del límite con Navarra.
Bajo la instrucción del juzgado de Ejea de los Caballeros, se ha hecho cargo de la investigación el equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Zaragoza.
Tras una primera inspección ocular, se procedió al levantamiento de los cadáveres y a su traslado al Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA) para practicarles la autopsia. Y ha sido precisamente el estudio fornse el que, finalmente, ha determinado que los ancianos murieron por causas naturales, primero el marido y luego su esposa, que estaba impedida.
Fuentes oficiales han explicado que la inspección ocular apreció presuntos signos de violencia que los posteriores análisis han demostrado que eran equívocos, fruto del propio estado de descomposición de los cuerpos y de la mala iluminación que había en la estancia donde estaban los cadáveres.