Gasto público

El Gobierno de Zapatero dilapidó 18 millones de euros en un edificio inservible

Está en Zaragoza, se utilizó como Pabellón de España en la Expo de 2008 y está sin uso desde entonces por su elevado coste de mantenimiento

Estado actual del edificio, construido hace ocho años como ejemplo de «arquitectura sostenible» y que solo se utilizó durante tres meses Fabián Simón

Roberto Pérez

Entre los «pufos» aún vivientes que dejó el Gobierno de Zapatero figura un edificio diseñado a lo grande, construido con alegría presupuestaria y que se ha convertido en un incómodo –y ruinoso– activo inmobiliario del Estado. Se trata de lo que fue el Pabellón de España en la Expo de Zaragoza del año 2008. Construirlo costó 18 millones de euros , pero lleva más de siete años convertido en un edificio «fantasma», abandonado y sin utilidad alguna.

Permaneció en uso tan solo tres meses –los que duró la Expo–, y luego cerró sus puertas. Desde entonces está vacío, inutilizado desde hace ya más de siete años y, lo que es peor, inutilizable : para poder darle un uso habría que readaptarlo, porque tal y como se construyó no sirve; y para eso harían falta, como poco, más de dos millones de euros.

Además, está configurado de tal forma –se construyó para presumir de arquitectura «ecológicamente sostenible» – que el mero coste de mantenimiento ordinario lo hace tan caro que no ha habido quién se haya atrevido a utilizarlo. Por ejemplo, hace unos años se le ofreció a la Universidad de Zaragoza, pero lo rechazó por ese motivo.

Carísimo mantenimiento

Fue proyectado por el arquitecto Patxi Mangado. Costó construirlo 18 millones de euros y, pese a permanecer cerrado, el Estado tuvo que gastarse medio millón más solo en costes ordinarios de mantenimiento entre los años 2008 y 2013. Además, pronto asomaron defectos de construcción de calibre, con desprendimientos incluidos.

Ahora, el costoso edificio sigue siendo un inmueble «fantasma» , una suerte de cara escultura silenciosa. El Gobierno central ha ido descartando, año tras año, llevar a cabo las imprescindibles tareas de reforma que serían imprescindibles para, siquiera, poder hacerlo utilizable –aunque así fuera, luego estaría su carísimo mantenimiento ordinario–.

En 2012, el Ejecutivo central consignó una partida de 3,1 millones de euros para reformar el edificio, pero no la ejecutó. Y lo mismo ocurrió en años sucesivos: no se ejecutaron tampoco los 2,1 millones consignados en los Presupuestos Generales del Estado de 2013, ni los 1,1 millones recogidos en los de 2014, como tampoco los 1,7 millones de euros que se consignaron en las cuentas del Estado del año pasado. Visto lo visto, el Gobierno central ha optado, directamente, por no reservar partida alguna para tal fin en los Presupuestos Generales del Estado del presente año.

El edificio convertido hoy por hoy en tumba de 18 millones de euros fue, sin embargo, objeto de grandilocuentes declaraciones en la etapa de Gobierno de Rodríguez Zapatero. Lo elogiaron como hazaña arquitectónica y símbolo de arquitectura medioambientalmente sostenible. La entonces vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, auguró un próspero futuro para el inmueble: iba a ser la sede de un instituto de fama mundial para estudiar el cambio climático –la ecología fue una de las banderas gestuales en la acción de gobierno de aquella legislatura–.

El «bluf» del Instituto sobre Cambio Climático

El instituto en cuestión se creó, se le dotó de cargo directivo, se pagó nutrido sueldo por ello, pero el ente vivió en el letargo absoluto. Ningún resultado práctico de actividad. El Instituto para la Investigación sobre el Cambio Climático fue creado por el Gobierno central a principios del año 2011. Tuvo corta e infructífera existencia. A finales de 2013, dada la inactividad práctica del organismo, el Ejecutivo de Rajoy decidió suprimirlo en el marco del plan de adelgazamiento del sector público.

Así las cosas, este edificio que el Estado tiene en Zaragoza sigue siendo un incómodo testigo de chorreo de dinero público y de problemático futuro, porque no se le encuentra uso y pinta que es inviable aprovecharlo, salvo multimillonaria inversión adicional para hacer que el espacio sea mínimamente práctico.

Eso sí, se construyó en costoso alarde de diseño y materiales. Tiene una superficie útil de 8.000 metros cuadrados y en su construcción se utilizó cerámica, vidrio, corcho, madera y acero galvanizado. Su estructura se ideó a modo de metáfora paisajística, simbolizando una chopera mediante la instalación de 750 pilares de barro cocido y vidrio.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación